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sábado, 28 de noviembre de 2020

Y la pelota no se manchó.


 

⚽ Y la pelota no se manchó ⚽

 

Descubrí la magia en un campo de fútbol,

al verle la pelota tocar,

no era una bola de cristal la que perseguía,

era un balón de cuero que deseaba acariciar.

 

Como una varita mágica,

con su linda zurda dibujaba sin cesar,

parábolas por arriba, por abajo, derecha o izquierda,

maravillas la pelota a su antojo lograba obrar.

 

Chiribitas soltaban mis ojos infantes,

cada vez que le veían jugar,

alimentando mi bisoña fantasía,

qué tanto le anhelaba emular.

 

Y el mago se regodeaba tocando su zurda varita,

hechizando a los que le veían driblar,

convirtiendo ese acento fioretense que hablaba su pierna,

en un lenguaje de fábula universal.

 

Conquistó canchas de fútbol y corazones,

a lo ancho de países y continentes,

a lo largo del globo terrestre,

haciendo a los desfavorecidos soñar.

 

Y esa zurda varita mágica que poseía,

incansable y ambiciosa por crear,

hizo a los pequeños grandes,

derechos a la gloria tocar.

 

Además de ser astro y genio,

también era de cristal,

todos erramos como humanos,

aquí, allá y en cualquier lugar.

 

Harto difícil presiento,

calzarse esas botas en su lugar,

tan pesadas como indómitas meterse en ellas,

demasiados millones de interesados y monedas para no tropezar.

 

Los inesperados señuelos tocaron a su puerta,

y se echó a jugar en las tinieblas y en la oscuridad.

Él nunca escondió la mano que lanzó la piedra,

será la “mano de dios” quién le tenga que juzgar.

 

 Gracias “Pibe” por jugar al fútbol,

Muchísimas gracias “Pelusa” por hacer la bola danzar,

Miles de gracias “Maradona” por desparramar esa magia en la cancha,

Millones de gracias “Diego Armando Maradona” por no dejar la pelota manchar.


 ⚽⚽⚽⚽⚽⚽⚽⚽⚽⚽⚽

 

José Ángel castro Nogales 27/11/20

sábado, 14 de noviembre de 2020

Senderismo Geokeda: Estación de tren de Granada a pico Mulhacén. 54 kilómetros con 3600 md+.



Los 'Fantastic Four'. De izquierda a derecha mirando la foto: Amanda, Antonio, un servidor y Fran.



La 'rutita'.



   Ya sé que nada de lo que hago llegará a inscribirse en el famosamente mundial libro de los "Guinness World Records" ni saldrá en las portadas de los diarios y, menos todavía, tener visibilidad en unos de esos carísimos y valiosos segundos en televisión, peeroooo, qué más da, eso se quedará incrustado, de por vida, en esas enjutas carnes que forman mi cuerpo para ser evocadas en cualquier momento que se active el botoncito de la memoria, bien guardadito en algún lugar de mi modesto cerebro. Y es que no cada día uno sale a dar un paseíllo desde el mismo centro de Granada, hasta el punto más alto de la península Ibérica para visitar a don Mulhacén.

   Me levanto para ir al lavabo, a la vuelta, echo un vistazo al despertador. ¡Vaya! Faltan 10 minutitos para las 3 a.m., qué es la hora que puse para que sonara. ¡Uhm! La buena noticia es que he dormido de un tironcito unas 3 horitas y media, ya que pensaba, que por asuntos de nervios, apenas llegaría a una raquítica duermevela 😴

   Ya puestos, paro el despertador antes de que sonara y me visto con gran ilusión, cómo el niño que se va a ir de excursión y siente esas 'mariposillas' interiores de que va a ser un importante día en su vida, adónde va a ver cosas nuevas y descubrir sensaciones que nunca antes había tenido. Y es que a pesar de mi media centuria, ese niño sigue bien vivo dentro de mí, con ganas de vivir, con ganas de descubrir, averiguar, inventar, ingeniar y hacer cosas. Y todos tenemos todavía a ese niño interior viviendo dentro de nosotros, la cuestión es si lo escuchamos y en que estado de salud lo tenemos... 

   Ya lo tengo casi todo listo, por tanto, lo primero que hago es sacar las botellas del frigorífico: las de mi isotónico casero, las de mi batido recuperador también casero y las dos botellas de agua que tengo preparadas para el largo camino, así expulsen rápido ese 'sudor' tan característico de los recipientes recién extraídos de la nevera, qué es ni más ni menos que un gentil goteo causado por la condensación del vapor de agua presente en el aire. Así tengo tiempo de secarles la humedad para que no me dejen parte de la mochila y las ropas que voy a llevar conmigo medio mojadas 😉

   Me preparo un café y dudo unos instantes sobre si hacerme una tostadita 🤔 Tras preguntarle a mi estómago y éste último, acto seguido, preguntarle a mi mente, deciden qué sí, qué no tengo demasiada hambre pero que sin embargo va a ser una larga jornada. Luego mi estómago da vía libre para albergar algo más de energía en algunos huecos que aún tiene libres. Y me zampo una tostada, de pan integral por supuesto, mitad de ella con 'tahini integral' que es una crema de semillas de sésamo. Y, la otra media, con rico hummus de garbanzos 😋 

   ¡Ups! Justo acabar de comerme la tostada miro el reloj y faltan apenas 15 minutillos para las 4:00 a.m.

   He quedado con mis amigos 'Geokedanos': Antonio (alias Antonio_senderismo), Amanda (anuga) y Fran (franmg) a las 5:00 a. m. en la misma puerta de la estación de trenes de Granada, y tengo unos 40 minutillos desde Güéjar Sierra hasta el centro de la ciudad nazarí. ¡Pues hala! Un último sorbo de café, me cepillo los dientes y coloco las cosas en la mochila, qué al final siempre la acabo embuchando de algo. En esta ocasión ha sido de ropa, ya que el tiempo pronosticado para este sábado era benévolo, no obstante en las alturas ya sabemos que hace fresco, fresco, y, en alta montaña, en cualquier momento las cosa se puede girar y te puede pillar en 'bragas' 😅

   Ajusto la puerta de casa y dudo durante unos segundos. ¡Uhm! No sé si coger los bastones 🙄 Normalmente no los uso, ni siquiera en las carreras de maratones de montaña. Antes me los llevaba a las carreras y aparte de que no me he acostumbrado a ellos, tampoco tengo demasiada pericia para hacerlos servir, en especial en las bajadas, pues se me clavaban entre las rendijas de las piedras y rocas y raíces, que casi me provocaban una caída 🤦‍♂️ Los compré para unas posibles carreras de 'ultradistancia' en el futuro de nunca llegar. Para carreras de más de 60 kilómetros son muy recomendables, ya que ahorras piernas al apoyar y hacer fuerza repartidos con los brazos, sobre todo en las subidas. Y ese futuro tenía que ser este año, pero viendo cómo está el patio mejor no hacer ningún tipo de planes e ir sobre la marcha y disfrutar del momento posible 🤷‍♀️

   Me subo al coche, sin los bastones, destino a la estación del tren. A las 4:40 ya empiezo a otear a un posible hueco para dejar el coche. Por la Avenida de la Constitución veo a jóvenes en solitario o en parejas, o pequeños grupitos de 3, unos con máscaras y otros sin  🕵️‍♂️ ¿De dónde vendrán los mozuelos si, en teoría, no hay locales de ocio abiertos a estas horas de la madrugada? 🤔 Bueno, bueno, no pregunto más que después todo se sabe 😂

   Encaro la Avenida de Andaluces y vislumbro al final de la calle la estación de tren. Y, justo a unos 150 metros de ella, encuentro una amplia zona para aparcar. ¡Joer. Qué suerte tengo! Me digo y me acuerdo de Antonio que me dijo que a esas horas en su barrio hay bastante zonas para aparcar 😁 Me bajo del coche y me aseguro de que no veo nada raro en redor. Tan sólo veo una señal a unos 5 metros del coche que indica 'Prohibido aparcar. Zona carga y descarga. Días laborales'. Pero cómo qué es 'finde' no veo problema alguno 😉

   Faltan unos 8 minutitos para las 5:00 a.m. y veo ya a alguien esperando en la parte derecha de la entrada de la estación. ¡Tiene que ser un 'geokedano'! Me insisto, y al juzgar su silueta, aposté a que se trataba de Fran. "¿Tú debes ser uno de los 'chalaos' qué se han apuntado al evento de Geokeda, no?" Le suelto con media sonrisilla rellena de complicidad 😁 Nos saludamos, con el codo, ¡eh! 😅 Y nos enfrascamos en una amena 'charleta' mientras esperamos al resto. Y, mira por dónde, no sé por qué, a ultimísima hora me da por preguntarle que hoy no habría problema por dejar el coche cerca del disco de 'carga y descarga'. "¡Uff! Yo qué tú lo quitaría, qué hoy es sábado por la mañana. Es día laboral." Me insiste afirmando ligeramente con la cabeza.

   ¡Ups! 😳 Pues es verdad, tiene razón. Es que yo pensaba que el fin de semana, entero, en las ciudades, la zona azul y otras restricciones quedaban exentas de la prohibición. Pero no, resulta que los sábados por la mañana hay bastantes personas que todavía trabajan y está marcado como laboral 🚫 ¡Ea! Qué salgo 'pitandillo' de vuelta al coche a buscar un lugar seguro tanto para el auto como para mi cartera. 

   Antes de subirme al auto, le inquiero a un motorista que precisamente circulaba por encima de la acera en esos instantes, de si sabía si estaba bien allí mi coche con el disco 'carga-descarga' a unos 5 metros de él. "¡No lo sé. No soy de aquí. Yo estoy trabajando!" Me asegura apuntando con su dedo índice a su 'scooter' de repartidor, exhibiendo un marcado acento argentino.

   Tiro hacia la zona de los 'pajaritos' en dónde Fran me aseguró que encontraría espacio. Hago un primer intento de aparcamiento. Me bajo del coche y veo varias señales, tanto en el suelo como en la acera, de 'carga y descarga' y 'vados permanentes'. Lo veo demasiado ajustado a las señales y a un paso de otra calle. Decido no dejarlo 😥 Así qué continúo dando una vuelta a la manzana, y 'ni naranjas de la China ni de Valencia', qué allí no encontré nada 😕

   ¡Mierda! Ya pasan un par de minutos de las cinco y no me gusta llegar tarde. Me voy directo a la calle de Fray Leopoldo de Alpandeire, en dónde mirando por el 'Google Maps' vi una inmensa cantidad de sitios vacantes para los vehículos. ¡Claro! Ahora pensando, la foto del 'Google Car' debió de ser en julio o agosto, pues las chicas iban vestidas con faldillas y los muchachos con pantalón y manga corta. Aparte de ser tiempo de vacaciones, cuándo las gentes huyen de las ciudades, porque allí tampoco encontré 'ná de ná' 😢 

   Finalmente seguí hacia la zona qué me recomendó Antonio, hacia su barrio, un par de calles más allá. Una vuelta. Otra vuelta... Y sí, por fin pareció que tuve el golpe de suerte. Creo que lo dejé bien aparcado en zona franca, sin violentar ningunas restricciones. Eso sí, justito a lado de una señal, tanto aérea como terrenal, de prohibido aparcar. Antes de darle al mando de distancia para bloquear las puertas y activar la alarma, me aseguro que en la parte de atrás no tengo señales de ninguna índole 🕵️‍♂️ Y sí, pareció qué por fin, lo tenía en lugar seguro 😄 Y digo parecía, ya que igual soy daltónico y todavía no lo sé, porque resulta que las únicas señales que delimitaban mi plaza de aparcamiento eran unas rayas azules discontinuas, sobre el suelo y no las distinguí bien, tal vez por la luz anaranjada de las farolas 🤦‍♂️ 

   Y ¡Coño! debe ser cosa de la edad, qué ya no veo bien de cerca y no veo bien los detalles, puesto que a la vuelta de la ruta, veo un tique en el parabrisas 😰 Sí, era lo que no quería que fuese: una indeseada  'recetiña' de la policía local 😬 Leo que tengo descuento si pago antes del día 18/10. PEEEERO, resulta que ese tipo de fuente de la letra digitalizada, con poca tinta que se usa en el papel de las multas, son poco claras y poco visibles, puesto que esos ceros digitalizaos, con esa rayita en medio, lo vi mal y lo interpreté como un ocho 🙃 O sea, qué se trataba en realidad antes de la fecha del 10/10, por tanto, del día de hoy 😭 Además, para el descuento lo tenía que haber pagado antes de que acabase el día. ¡Jarl! Me di cuenta de todo al día siguiente 🤪 

   ¡Anyway! Qué le vamos a hacer... ¡A mal tiempo, buena cara! 😃

   Echo a trotar 🏃‍♂️ Veo las 5:08 a.m. en mi reloj. Estoy a tan sólo unos 200 metros de la estación. Y me detengo de súbito 😳 ¡Pero qué coj****! En la entrada de la estación no veo ni un alma, ni siquiera a Fran ni a mi mochila que dejé con él 😱 ¡Se han ido sin mí! 😭 ¡Fiu! Eso fue lo que pensé durante unos segundos, si bien escuché unas voces en la marquesina de la parada del bus que hay enfrente de la estación de tren y, efectivamente, eran ellos tres qué ya me estaban esperando para partir 😅 ¡Thank you, thank you, thank you very much! 👏

   "¡Te he llamado al móvil!" Me notifica Antonio. "¡Pero lo tenías en la mochila!" Me afirma Fran, señalando a mi bolsa que la dejé con él 😅 Me alegré mucho de verlos. Nos dimos un tímido saludo de codos con Amanda y Antonio. Creo que ellos asimismo se alegraron de verme. ¡Claro! Con esto de las mascarillas, intuyo que al ver achicarse y arrugarse sensiblemente los ojos significa que están sonriendo por dentro de las mascarillas 🙄 O es que tal vez están arrugando los morros de rabia y te están poniendo verde como a una lechuga, y tú sin saberlo 🤣

   Nos ponemos bien guapos para la foto de rigor de la 'Salida' 😎 Ponemos los GPS's en marcha y vamos que nos vamos 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️ Cruzamos Granada por principales y conocidas arterias de la ciudad: Avenida de la Constitución, Gran Vía de Colón, Plaza de Isabel la Católica, el Ayuntamiento, la Fuente de las Batallas, la calle Carrera de la Virgen, los Paseos del Salón y de la Bomba, Puente Verde, la Avenida Cervantes, y ya por fin cogemos el Camino Real de los Neveros en el barrio Bola de Oro, que nos llevará hasta  Huétor Vega. 

   Hacemos allí una pequeña paradita para beber una poca de agua en la fuentecita de la plaza de la Dirección General de Tráfico de Huétor Vega. Aprovecho para sacar mi frontal y una vez atravesamos una pequeña rotonda y la calle Los Montes, nos encauzamos en el camino de tierra, el camino ya en su misma versión original y auténtica de antaño, la de los Neveros, que nos llevará derechos, derechitos, derechetes, hasta el mismo Albergue Universitario de la  Hoya de la Mora, a 2500 metros de altitud, ya en Sierra Nevada, que será nuestra parada oficial para comer. Y de allí, un último empujón hasta el pico Mulhacén y después dar la vuelta de nuevo hasta el albergue de la hoya. ¿Veis? Qué fácil, ¿eh? Si es que no tiene pérdida 😅😂🤣 


En la estación de tren de Granada.


   Según pisamos la pista de tierra, nos adentramos en la penumbra, dejando atrás la iluminación artificial de de la civilización. Tras mi 'pipí break' enciendo mi frontal y salgo 'trotandillo' cuesta arriba para dar caza a mis compañeros de fatigas. Me percato que tanto Amanda como Fran caminan sin frontal 😳 Antonio lleva uno encendido, si bien, al darse la media vuelta para intercambiar unas palabras, observo que, muy posiblemente un candil de aceite, de los de antes, de los que muy posiblemente cargaran los propios neveros cuando patrullaban estos mismos caminos en busca del tan deseado hielo, alumbraría bastante más de lo que él llevaba pegado a la frente. Solamente se le veía un punto de luz blanca y ya está 😅 Pero con paso firme y actitud estoica, Antonio nos marcaba el paso para, literalmente, 'no ver tres en un burro' 🤣 "¿Qué no te pones el frontal?" Inquiere Antonio directamente a Amanda. "¡Si con el de Jose ya tenemos de sobra!" Asestan e insinúan tanto Amanda como Fran 😂 Ya que cerraba un servidor el grupo. No obstante, había media luna, y una vez adaptada la vista a la oscuridad, se podía caminar más o menos bien sin los frontales. Es más, estuvimos andando unos  200 o 300 metros sin una gota de luz artificial, siempre intuyendo que el terreno nos lo permitiera, claro está 🤗

   Justo debajo del Cerro de los Majojos, cerro antecámara de saltos en parapente, en un humilde banco de piedra con la mirada perenne al barranco de Las Palomas, realizamos nuestra segunda paradita. "¿Vamos bien de tiempos?" Pregunto a Antonio, hombre buen conocedor de las montañas de Sierra Nevada al igual qué a su propio cuerpo y mente, ya que todas las rutas que propone las lleva al milímetro, tanto en horarios cómo en kilometrajes y ritmos 👌 Me responde desairado, agitando su mano y diciendo qué sí, que vamos súper bien, qué no tenemos que preocuparnos en absoluto. "¿Alguien quiere algo de esto, de lo otro, y, de eso otro?" Lanzamos al aire en un intento de intercambiar y conseguir ciertos mejunjes  de los que llevamos y que no llevamos con nosotros. Y no es que el reino de la tacañería se apoderase de las humildes almas de los 'Fantastic Four', sino qué, todavía andamos pletóricos de fuerzas y con unas más bien 'tontorronas' ansias tanto de comer como de beber 🤷‍♂️ Así, pues, cada uno le da un tímido 'bocadito' a algo de lo suyo y un disimulado traguito de agua, y listos, qué de nuevo nos ponemos todos en marcha 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️

   Dirección a El Purche, vislumbramos ya las primeras luces del alba 😍 Qué bello es ver amanecer. Qué bonito es sentir que la vida se recicla constantemente, pasando de la noche al día, de la oscuridad a la luz, de la tempestad a la calma, de la tristeza a la alegría y, por supuesto, también viceversa, puesto que nada en la vida dura para siempre 🖖

   "Hoy no nos vamos a cruzar ni con senderistas ni con ciclistas antes de llegar al Purche?" Suelto  entre una avanzada alborada y ya sin frontales que alumbraran desde la testa. Este tramo es un lugar concurrido, en especial por valientes ciclistas de la carretera, que se atreven a subir fuertes pendientes de una angosto asfalto proveniente desde la localidad de Monachil. Todos asentimos y murmullamos sobre ello, cuándo justo antes de abandonar el camino de tierra para pisar la carretera, vemos un par de coches aparcados a un lado del camino 😳 Dos grupitos de personas, con sus mascarillas, descienden tranquilamente carretera abajo. Y un tercer coche está parado en mitad de la calzada hablando con uno de los del grupo, que parece que le está dando ciertas instrucciones sobre algo que no llego a escuchar ni entender. Osease, que si antes lo digo, antes vemos aparecer las multitudes en el dichoso tramo 😅

   Última rampa y aparecemos en la explanada del El Purche con los primerizos rayos de sol asomando por el este, abarcando el famoso merendero y camping 🌞  Esta es 'Parada Oficial de Bocadillo' 😋 Amanda y Antonio aparcan su trasero en uno de los bancos de piedra que hay en un lateral de la carretera. Dicen que hace años que lo tienen reservado para ellos dos, solitos 🥰 Por no decir que se trata de una buena manía o costumbre que se han auto adjudicado con el frecuente pasar de los tiempos😘 ¡Uhm! Pues Fran y un servidor, notamos que nuestro trasero es algo más 'tikis-mikis' y decidimos irnos a una larga mesa con largos bancos laterales un poquitín más arriba, casi en mitad del merendero. Sí, más anchos y más espacio para nosotros dos, si bien todo sigue siendo de piedra 😬

   "¡Alquimias. Párate ahí. Foto!" Me vocifera Antonio para inmortalizar el momento en mi camino a la mesa de piedra. Tras mi 'Fashion Postureo Moment' me uno a Fran y, entre mordisco y mordisco, comenzamos a hablar de historias de la 'p*** mili' 🥁 Bueno, cómo que mi paso por la mili fue más bien efímero, entonces en realidad fue Fran quién se lio a contar interesantes historietas de supervivencia de la legión 💪 


En el merendero de El Purche.


   Repentinamente veo a Amanda que sale corriendo del 'banco de los enamorados'. No, no se ha peleado, tan sólo se ha adelantado a tirar basura a uno de los contenedores que están al lado de la entrada del camping. A los pocos segundos, Antonio nos alza la mano desde la distancia para que vayamos recogiendo nuestros enseres y, acto seguido, nos ponemos en marcha de nuevo 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️ 

   Tras andar sobre asfalto un 'kilometrillo', abandonamos la carretera y nos adentramos por otro sendero. Andamos sobre 40 'minutitos' y en una explanada, bajo la sombra de unos hermosos pinos y con la inconfundible silueta rocosa de la cima del Dornajo a la vista, hacemos una paradita para un tentempié, justo antes de afrontar La Cuesta del Desmayo, el primer 'test serio' del día 🤘

   Según Antonio, La Cuesta del Desmayo tiene el mismo desnivel y longitud que la subida al Mulhacén desde el refugio de La Caldera. Pero ya os digo yo qué, ya sea por la altitud y su falta de oxígeno o, por la fatiga arrastrada o por lo que sea qué se escape a mi razón, qué no tiene nada que ver con la subida al Mulhacén 😏

   ¡Hala! Metemos de vuelta lo que hemos sacado. Cerramos la cremallera de las mochilas, bueno, la mía medio escacharrada 😢 Y menos mal que Fran me avisó de ello saliendo del Purche, porqué si no, tal vez hubiera llegado al Mulhacén demasiado ligero de equipaje 😆 Por tanto, nos subimos los pantalones, nos abrochamos los cinturones y ¡venga! 'parriba' qué nos vamos 👊 

   "¿Hacéis algún estreno hoy?" Pregunto a voz en cuello. Amanda responde que de distancia. Yo contesto que de desnivel. Antonio no dice 'ná de ná' 😑 Y Fran dice que es la primera vez que subirá al Mulhacén 😳 Qué nunca antes ha estado allí 🤦‍♂️ ¡Auhhhh. Mama pupa, pupitaaaa! Eso suena 🤣

   Bajo la muralla de rocas del cerro del Dornajo, dejamos una pista forestal perteneciente al Collado de las Víboras, adónde vemos un par de coches aparcados y uno que se acercaba a toda pastilla que incluso nos tuvimos que apartar porque ni el conductor se inmutó ante nuestra presencia 🤬 Y deduciendo por las tempranas horas que son, qué posiblemente pertenezcan a cazadores, a la búsqueda y captura de conejos y perdices. 

   Allí mismo nos encaminamos por una angosta 'veredita', empinada hacia arriba que, obviamente, dada su importante pendiente, subimos a reducido paso hasta llegar al primer cruce de carretera. Miramos alerta de un lado a otro de la carretera, es la general A-395 que finaliza en La Hoya de la Mora y que hace varias décadas, una vez llegó hasta el mismísimo pico del Veleta 🤦‍♂️ ¡Santo cielo! Menos mal que los tiempos han cambiado para mejor en este aspecto 🙂 Miramos raudos antes de cruzar, ya que hay una curva a escasos metros del cruce y, sobre todo, las motos suelen ir 'rapidito' en ese tramo 🏍 

   Continuamos por la famosa 'Cuesta' en su segunda parte, que creo que es la zona más bella de toda la ruta, puesto que vamos zigzagueando a través de un hermoso bosque de pinos 🌲 Alzamos bien las rodillas para superar unas cuantas rocas y unos metros antes de llegar al segundo cruce de carretera, de la variante que viene del Centro de Visitantes El Dornajo, la A-4025 para empalmar de nuevo con la A-395 a Sierra Nevada. Fran me dice algo que no llego a entender. Se para delante mío y retrocede unos pasos. "¡Esto, esto! Ya hace varias semanas que lo veo en el mismo lugar." Refunfuña Fran, agachándose tras de mí y recogiendo el envoltorio de un helado 'Calippo' incrustado entre la rendija de unas piedras y se lo mete en la mochila. ¡Vaya! Pues yo ni me había dado cuenta de ello. Ejemplar la actitud del compañero 👏

   Y vamos ya con paso firme sobre el tercer y último tramo de la Cuesta del Desmayo. También es empinado pero corto ya. "¡Venga! Qué ya vemos el Bosque Corazón y el Mirador del Monte Ahí de Cara." Nos indica Antonio haciendo alusión a un bosque que se ve al fondo del valle, por las inmediaciones de Güéjar Sierra que, a postas o no, está talado con forma de corazón 💚 Y del mirador como anuncio oficial de que La Cuesta del Desmayo llega a su fin 😁

   ¡Uhm! Encuentro curioso los nombres que le ponen a algunos montes y picos en la sierra, puesto que oficialmente pueden llegar a tener hasta 2 nombres. Y para rizar el rizo, las gentes le ponen sus propios nombres, apodos o motes a a hora de nombrarlos 🙃 Y por la contra, de los 29 picos catalogados que sobrepasan los tres miles, solamente 15 de ellos constan con nombre oficial. ¡Bueno, bueno! Ya veréis ya, el día que convenza a un cura a subir conmigo a la sierra me voy a dar un hartón de bautizar picos a mansalva 🤣

   Al pisar el asfalto de la A-4025 paramos bajo las ramas de unos pinos al borde de la carretera. A un par de kilómetros en línea recta, tenemos el Museo Etnográfico de Fuente Alta. Fran y yo nos quedamos al otro lado de la carretera, sentados al Sol. No es que haga frío, pero, probablemente parado a la sombra y sudado, te puede bajar la temperatura e incrementar la sensación de frío corporal 🙄 

   Mientras le damos cierta atención al piscolabis de turno, escuchamos unos repetitivos golpes, más bien agudos, sobre el asfalto y que van 'in crescendo' 👂 De repente aparecen un par de hombretones por la curva, fortachones, con un par de buenos brazos y piernas, empujando con gran ímpetu dos bastones acompañados al ritmo de los pies sobre unos largos patines en línea de dos ruedas, cuesta arriba 😳 Sin duda ninguna, para hacer eso hay que estar bien fuerte 💪 Llegamos a la conclusión de que están realizando entrenamientos de esquí de fondo. Antonio, además, nos añade qué claro, eso sólo lo pueden hacer cuesta arriba, ya que carecen de frenos y les sería imposible descender con esa clase de patines por bajadas 👍 

   Al cabo de unos minutos, volvemos a escuchar tales sonidos agudos contra el asfalto. Y estamos a la expectativa para ver quién aparece ahora 🧐 Esta vez descubrimos a unos mozuelos, de ambos sexos, empujándose con la misma energía cuesta arriba con tales artilugios. Comentamos que deben de tratarse de deportistas de élite que están en el C.A.R., el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, pues una chica llevaba una camiseta de la Federación Andaluza de Esquí ⛷

   Y, minutos más tarde, volvemos a escuchar más sonidos de bastones golpeando el asfalto 🤔 ¡Uhm! ¿Quién será esta vez? 🕵️‍♂️ A los segundos vemos a un zagal, jovencillo él, de unos 8 o 10 años de edad, no más. "¿Qué? ¿Cómo Va.? ¿Todo bien?" Nos suelta el 'chavalote' a nosotros, tan pincho y tan pancho, todo dicharachero él 😂 ¡Qué crack! 😆 "¿A qué entrenas? ¿A esquí de fondo?" Le pregunto yo viendo el desparpajo del rapaz. "No. Yo hago travesías. Qué vaya bien!" Nos vocea con media sonrisa en su boca como despedida y desaparece al minuto cuesta arriba sobre el asfalto 🤣 ¡Bravo por el chavalín! Esa actitud también es merecedora de un fuerte aplauso 👏 ¡Grande! 💪 

   Y, efectivamente, Antonio debía de llevar razón, ya que al cabo de otro minuto pasó un coche, con los adhesivos nombrando algo de 'Deportes y Aventura de Sierra Nevada'. Que era el mismo coche que se paró delante nuestro al cruzar la carretera, en el último tramo de la Cuesta del Desmayo, y que debía de ser la asistencia de los deportistas esquiadores de fondo o travesía 🎿 

   Mientras comentábamos cuáles eran las diferencias entre esquí de fondo y travesía, que parecen que son dos disciplinas bastante similares, despegamos nuestro trasero del suelo dispuestos a continuar con la 'mega ruta'. Antes, me quité la otra capa de ropa, ya que tenía calor y no me traje ninguna pieza de manga corta 🙆‍♂️ Sólo pensaba en el frío y la mochila la tenía casi toda embuchada de ropa de invierno, así se me rompió la cremallera 😂

   Después de unas decenas de metros, volvemos a dejar atrás el asfalto y nos adentramos a otra senda que está ya por encima de los 2000 metros de altura sobre el nivel del mar. Estamos llegando al siguiente cruce de carretera, será el último de la A-4025, cuándo nos percatamos de una piara de cabras montesas, que andan a su libre albedrío por la carretera 😍 Desde abajo, apreciamos que son todos machos, al juzgar la cornamenta de cada ejemplar 🦌 Y, al acercarnos un poco más, avistamos a 6 individuos, que caminan en fila india, uno tras otro y en estricta jerarquía, puesto que el líder, el primero de la fila, exhibe unos grandes cuernos y un fornido cuerpo. Sus seguidores, a medida que cambia su número de posición, sus respectivos cuerpos, cornamentas y edades, van disminuyendo progresivamente, acabando con el último de la fila siendo un joven ejemplar más bien menudo en todos los sentidos, tal y como dictan los cánones de la especie animal a la que pertenecen 🐾

   Cruzamos la carretera y comprobamos de que de las cabras montesas no hay ni rastros de ellas 💨 Pisamos la loma de la Cima Cañadillas y la cosa se empina de nuevo. No sé muy bien el por qué, pero este tramo lo encuentro durito 😓 Hay mucha piedra suelta hasta llegar a la altura de la carretera A-395 que se queda a nuestra derecha. Y, a partir de ese punto, estamos ya por el Collado de las Sabinas en donde tenemos que alzar las rodillas para salvar las piedras, piedrecitas y piedrotas rellenas de unos arbustos con unos pinchos que dan gusto y mucho 'gustirrinín' 😂 Creo que se trata del cardo de Sierra Nevada, Ptilostemon hispanicus 🙄 Y siempre me llevo un recuerdo en mis zapatillas y en mis pies, ya que supongo, qué al ser mi calzado minimalistas y ligeras, los pinchos apenas tienen impedimentos para atravesar las finas fibras y colarse dentro de ellas hasta sentirlos en mis carnes 😅

   Por debajo de nosotros, a nuestra derecha, dejamos el Albergue Militar General Oñate, que es Centro Operativo de las Sabinas, antaño, uno de los primeros refugios que se instalaron en Sierra Nevada para el público. 

   A la altura del Cerro del Diablo, entre unas piedras a la vera del camino, hacemos otra paradita de turno. No recuerdo bien el qué pero Fran me seguía contando historias, esporádicas, de la 'p*** mili' 🤣 Saco mi batido recuperador casero y le doy un buen sorbo. Luego, por enésima vez, agarro mi botella de agua y le echo un buen y largo y extenso trago. ¡Ups! Estoy teniendo mucha sed durante todo el día. Pienso en si comí algo muy salado el día anterior pero no consigo llegar a la conclusión del por qué estoy bebiendo tanto. Sí, hace un buen día, si bien, en absoluto, tiene nada que ver con los días del pleno verano 'serranus nevadensis' 🌞

   Aprovecho el momento para sacarme la zapatilla izquierda. Siento un enorme dolor en la planta del pie, a la altura del nudillo del dedo gordo. Observo y tiento con minuciosidad, pero ni veo ni siento al tacto de los dedos, ningún pincho extraviado por la zona 🤨 "¿Sabéis si tienen algún tipo de toxina esos pinchos de las plantas del suelo que hemos pasado?" Pregunto en voz alta. Nadie me lo confirma 😕 Sin embargo me comentan que podría ser qué sí, y, que posiblemente el dolor me desaparecerá en un rato. Sí, eso 'mismito' pensaba yo, puesto que la última vez que pasé por allí me ocurrió lo mismo y, en efecto, con el paso de los minutos desapareció el dolor y el recuerdo de ello. Pero este dolor era 'different' al otro. Éste era un dolor cabezón, cabezón, y, aunque seguí con la marcha y ni me volví a acordar de él, la misma cabezonería del pincho me recordó que se coló en mis carnes al final de la jornada, una vez me duché en casa y pude observar un puntito negro en la zona. Durmió conmigo esa noche, pero ajusté cuentas con él al día siguiente 🤺 viendo que continuaba 'erre qué erre' y lo saqué, sin grandes complicaciones, para decirle unas cuantas palabras 🤭

   Emprendemos la marcha y observo desde la altura del Camino de los Neveros que siguen subiendo gente con patines cuesta arriba por la carretera 💪 "¡Ves! Al final de ese camino está el refugio de San Francisco. Está medio derrumbado pero sé que el Club Sociedad Sierra Nevada lo está arreglando." Me refiere Antonio, señalándome con su brazo al camino de la izquierda que se pierde  por el cerro. Íbamos hablando sobre el 'MOOC' de Sierra Nevada, que es un cursillo gratuito y online que ofrece 'abiertaUGR', la Universidad de Granada, para fomentar y dar a conocer al mundo el enorme patrimonio que ostenta esta tierra, desde lo cultural, pasando por los espacios naturales y deportes, entre otros 😍  Antonio ya lo había hecho. Yo estoy en ello. Antonio animó a Amanda a hacerlo, si bien ella, toda responsable y a consciencia, le respondió que le gustaría hacerlo, pero que cree que sentiría remordimientos si no estudiaba algo referente a lo suyo. Amanda es médico 🤗

   Antonio también intenta decir cuáles son los picos que tenemos enfrente nuestro 🏔⛰🗻 El Veleta está más que claro, pero después se va haciendo un pequeño lío entre los que apenas asoman la 'puntita' de sus cimas: puntal de Vacares, el Mulhacén, la Alcazaba, el Goterón 😅 Y es que según la posición desde dónde se mira, cambia de perspectiva y se ven de una manera u otra  🤷‍♂️ 

   Minutos después, con los Peñones de San Francisco delante nuestro, ya descendemos a la carretera  A-395. Antes hago una repentina paradita, ya que ahora sí, he sentido y visto un pincho que se quería colar por el maléolo externo de mi pie izquierdo, derechito al interior de mi zapatilla. A éste no le dejé ni respirar 😝

   A nuestra derecha, al fondo, vemos espléndidamente el formidable Centro de alto Rendimiento de Sierra Nevada, el C.A.R., adónde los deportistas de élite nacionales y, también de todo el mundo, acuden a sus instalaciones para exprimir sus cuerpos y así obtener los grandes beneficios de los pormenores de las alturas  💪 Es curioso, ya que una vez estuve corriendo por afuera de las instalaciones, estaba haciendo ejercicios de cuestas, qué vamos, cuestas ahí bien pocas, ahí lo que abunda son 'cuestónes' 😂 Y, para mi sorpresa, con casi todos los coches que me cruzaba de cara me saludaban, bien con la mano o con las luces 😳 Igual creían que era un deportista de élite o algún espécimen  parecido 🤦‍♂️ Bueno, al menos por unos minutillos me sentí reconocido y valorado 🤣

   Recuerdo que en esa parte íbamos hablando de carreras, de correr descalzo y de las varias zapatillas que hay en el mercado para los 'runners' populares y que, yendo al más detalle y según el nivel y ritmos de cada uno, pues hay zapatillas para diferentes velocidades 💨💨 Para correr a 3 minutos el kilómetro, para 3'30", para 4' o 4'30" el kilómetro 🕵️‍♂️ O sea, qué hay para todos los gustos. Otra cosa es que le vayamos a sacar partido alguno si somos corredores 'del montón', de 5 min/km, para llegar a comprar un par de esas 😶

   Otro mirar a izquierdas y derechas, y hacemos otro cruce de carretera para desfilar por el último tramo de senderito que nos conduce, en pocos metros, al Albergue Universitario de Sierra Nevada, que es la Parada Oficial para comer  y descansar y reponer tanto fuerzas como agua, ya que Antonio_senderista, fenómeno cómo él sólo, ya nos tenía varias botellas de agua de Lanjarón en el maletero de su coche, pues el día anterior subió con Amanda para dejar su coche allí arriba, así podamos bajar una vez terminada la 'rutita' 🥰 

   Nos sentamos en las mesas de la calle del albergue al solecito, todos excepto Fran, qué dice que tiene calor. Yo me quito las zapatillas y me quedo descalzo pero con los calcetines de 5 dedos 🖐 Se lo comenté a Amanda durante la subida, que cuándo hace un tiempo que no me descalzo o hace algún tiempo que no calzo las Five Fingers, las zapatillas 5 dedos, es como si se me encartonaran los pies 😖 Ahí embuchados y estrujados entre las paredes de las zapatillas qué, aunque sean minimalistas y de horma ancha, no tienes la misma libertad como si estuviese libres del todo 🤟 Y de todo 🦅 A más, es que hasta llevando unos simples calcetines normales y corrientes, los de toda la vida, noto un pelín de presión en los dedos 🙆‍♂️

   Compramos unos refrescos y nos sentamos tranquilamente disfrutando del bocadillo, de la bebida, de las patatitas y del momento. "¡Nos están dando ánimos los compañeros!" Nos comunica Antonio entre sorbos y mordiscos 😳 "¿Nos siguen en Geokeda?" Pienso en voz alta. Antonio asiente con la cabeza e informa que ha estado enviando fotos y los puntos por dónde hemos estado a través de la aplicación. "¡Buh! Presión social. Ahora tenemos que llegar al Mulhacén sí o sí." Suelto al aire para con los compañeros 🤭


Reponiendo fuerzas en el Albergue Universitario de Sierra Nevada.


   Antonio nos indica otra vez que vamos estupendamente de tiempos y ritmos. Qué si no pasa nada raro, lo haremos dentro del tiempo establecido 🤸‍♂️ Yo también opino lo mismo, puesto que vamos todos al parejo y aparentemente de físico todos bastante bien, pero guardando cierta cautela 🤞  Pues nos queda más o menos la mitad, pero sin lugar a dudas, esta segunda parte es la más difícil por los kilómetros ya acumulados y por la falta de oxígeno de las alturas. Aparte, de que hay que subir al pico más alto de la península Ibérica, peeero, no hay que olvidarse de que después hay que volver hasta la Hoya de la Mora, hasta donde nos encontramos en esos mismos instantes de esta última foto. Si bien la vuelta no es complicada en cuanto a subidas, sí que podría mermar nuestros cuádriceps y rodillas por las largas bajadas 🤷‍♂️ 

   ¡Uff! A los minutos ya noto la intensidad del Sol a estas alturas. Eso me recuerda que tal vez hace ya demasiados días que no subo a la sierra. ¡Uhm! Será preludio de algo 🤨 Y sé que la pareja ha estado entrenando duro las últimas semanas por la sierra preparando esta 'Megasalvajada 2.0' 💪 De Fran no sé nada del estado en que está. He coincidido en otras rutas con él y sé que tira fuerte en las subidas, pero es que en esta ruta además hay que sumar los largos kilómetros. Sin embargo, por las historias que me ha estado contando de la legión cuando hizo la mili, esta ruta sólo parece un simple y largo paseo 'snob', sí, me refiero a los paseíllos de esos 'refinolis' aristócratas de mucho té y mucha galletita delicatessen en cada paradita del camino 😂 Y yo, cómo de costumbre, he estado haciendo mi 'multideporte' con regularidad 🏃‍♂️🚴‍♂️🏊‍♂️ No obstante, no he estado haciendo 'tiraditas' largas y ni sumando demasiado desnivel y mucho menos a gran altura. Pero ¡hey! las cartas ya están echadas 🤹‍♂️

   Acabamos los refrigerios. Un pipí por aquí. Otro por allá. Unos escuetos estiramientos de piernas. Y nos vamos al maletero del coche de Antonio para llenar las botellas de agua Lanjarón, agua de la buena 😋 Lo tiene aparcado en una calle adyacente al albergue. Este Antonio es un 'crack'. Lo tiene todo estudiado al milímetro. ¡Chapeau! 👌  

   Nos vamos dirección al parquin de la Hoya de la Mora. Se ven coches pero no está a reventar como en otras ocasiones. Quizá sea ya por las fechas en que estamos. Cogemos el sendero que nos presentará a la Virgen de las Nieves y ya, hasta las posiciones del Veleta, subimos de un tirón. 

   Por la altura de los Borreguiles, todavía sentía esa diabólica sensación de que se me iba a salir el corazón del pecho 😨 Obviamente, esos acelerones del corazón me suelen pasar en los primeros metros de empezar a subir las primeras cuestas de la sierra, causada muy posiblemente por la falta de oxígeno. Luego, poco a poco, se me bajan las pulsaciones y me estabilizo 🙂 Si bien, ya me he dado cuenta que en esta ocasión se me han alargado las palpitaciones en exceso 😢 Claro, hay que pensar en todo lo que llevo detrás y lo que llevo sin subir a las alturas, sin embargo estoy pensando más en lo que me queda por delante. 

   "¡Joer! Yo a lo que le temo de verdad es a partir de La Caldera. Esa subidita final...¡Buh!" Comento entre charlas. Amanda me asiente. "¡Vaya! Me estáis asustando ya con la subida final al Mulhacén, ¡eh!" Suelta Fran con la boca medio chica. "¡Ná, hombre! Que subiremos todos. Eso sí, cada uno a su ritmillo y ya está." Le replico desairado, para quitarle hierro al asunto.  

   Llegamos a las posiciones del Veleta. El primero Antonio. En segundo lugar un servidor. En tercer lugar Fran y, algo más retrasadilla, llega Amanda. Camino al Refugio de la Carihuela, Antonio nos recuerda la última vereda que subimos camino al Veleta desde la parada del tranvía La Caleta de Granada, hacía tres semanas, que era exactamente el tiempo que desde entonces no había pisado Sierra Nevada. ¡Uish! Esa senda ya la veía bien derecha derecha, vamos, demasiado derecha 😅 Después también nos indicó hasta dónde suben los corredores de la 'Ultra de Sierra Nevada', la carrera de montaña que se efectuará en unas semanas, para el 27 de noviembre para ser más preciso 🏃‍♀️🏃‍♂️ Si todo va bien con el tema 'covid' 🤞 Se veía venir, ahora sé que se ha aplazado hasta abril del 2021  👉

   Llegamos al refugio de La Carihuela, bueno, al refugio no acabamos de subir, que está a unos escasos 10 metros por encima de la pista. Y, al dar la curva, 📣 ¡Tachán, tanchán! 🎶 Nos quedamos encarado al coloso de Iberias. "¡Míralo Fran. Ahí lo tienes. El Mulhacén!" Espeta Antonio a los cuatro puntos cardinales. Creo que nos quedamos los cuatro mirando embobados a la magnánima silueta de la loma oeste del techo de la península Ibérica 🤩 "¡Anda. Qué lejos está!" Pienso en voz alta 🙆‍♂️ ¡Por todos los santos cielos de los meridianos de la Madre Tierra! 🤦‍♂️ Jamás había visto tan alejado desde esa misma posición el pico Mulhacén. No sabía a ciencia cierta de si se trataba de una jugarreta fisiológica, debido a la fatiga ya arrastrada, o, que más bien fuera emocional, por el anhelado deseo tan deseoso de alcanzar ya la cima. O, que fuera una encerrona de esas dos jugarretas juntas, fisiológicoemocinonal 😟 En fin, fuera lo que fuere, cómo dice el refrán: 'del dicho al hecho, todavía nos quedaba un trecho.'

      Continuamos por la pista, que una vez fue carretera, la GR411a, y que los ciudadanos aprovechaban para llegar en coche, atravesando buena parte de Sierra Nevada hasta la misma localidad de Capileira, en la parte sur de la sierra, en las mismas Alpujarras granadina. Le doy el alto a Fran, ya que veo por el rabillo del ojo que Antonio y Amanda han desaparecido del camino, han cogido un atajo cuesta abajo para acortar un trozo de la pista. ¡Vaya! Pues no me percaté de ese detalle cuándo Antonio me pasó la ruta por Wikiloc para echarle un vistazo 🤔

   En el Mirador de Ferrer hacemos otra paradita para deleitarnos mientras comemos y bebemos y descansamos una pizca con las magistrales vistas que nos ofrece el Corral de Valdeinfierno 😍 Y yo me preparo, interiormente 🙏  para subir a la Loma Pelada, que atacaremos en unos minutos dejando la pista a nuestra derecha. Y es que esa cuestecita, no sé bien por qué, casi siempre se me atraganta 🤞

   Comenzamos a subir el sendero hacia 'Loma Pelá'. Fran, qué va en segundo lugar tras Antonio, me insinúa que si quiero pasar. Le niego, puesto que no voy sobrado y sé lo que me espera. Me marco mi ritmillo y ¡hala!, 'parríba' qué vamos. Y ¡jolines! al cabo de los minutos, ni me lo creo 🤗 Al final adelanté a Fran y, andando tras la estela de Antonio y al ritmo que me soportaba el cuerpo , sin darme la menor cuenta, sentí el viento en la cara que soplaba del sur. Ya estábamos llegando al Collado de Loma Pelada. ¡Yujuuuu! 🥳 Por primera vez, y con lo que ya tenía acumulado en las piernas, la he subido casi sin sentir ese extra de picores moscones y quisquillosos en las piernas 😅

   Y de súbito, cómo antes jamás me había ocurrido, se me colma el cuerpo de una inmensa alegría 💥 Los pulmones se me hinchan de una fascinante energía 💚 Y los ojos se me hacen chiribitas 🤩 Al ver, ahora sí, a unos escasos kilómetros, esa extensa e impresionante loma suroeste que nos presenta imponente y majestuoso al rey de las alturas de la península Ibérica, el ansiado pico Mulhacén, de 3482 msnm. 😍

   Esperamos a la llegada de Fran y de Amanda, qué se ha vuelto a quedar un pelín rezagada. Sabiendo de antemano, que aparte de estar teniendo esa batalla muscular, asimismo está lidiando contra ese habitual terremoto hormonal que atañe mensualmente al metabolismo femenino. Con más mérito si cabe para para la fémina del grupo 👏 ¡Bravo Amanda! 💪 

   Me siento en el suelo. Mirando a don Mulhacén. Con una brava sonrisa interior. Siento que ese formidable cosquilleo de energía me continúa fluyendo por todo el cuerpo, incluso, ni me acuerdo del cansancio estando frente al gran coloso de Iberias. ¡Guau! Qué bien me siento al notar esa clase de 'happy bilirrubina' que me sube y se escampa a lo largo y ancho de mi cuerpo 😊 

   Llega Fran a nuestra posición. Tiene los ojos abiertos como platos. Mirando atento a la techumbre de la península. Si bien no suelta prenda. No sabemos que le parece su primer avistamiento del pico más alto de Sierra Nevada 🤔  Y es que ¡Joer, joer! Esto de Fran también tiene enorme mérito; subir y ver por primera vez el Mulhacén viniendo, ni más ni menos, que desde Granada ciudad 🤦‍♂️ ¡Oh boy, oh boy! Sólo conozco a otro 'burraco', en el buen sentido de la palabra 💪 que hizo lo mismo que él. Se trata de nuestro compañero y amigo Francis, alias francisdamian, y que logró salir victorioso de su atrevida bizarría 👏

   Al minuto se nos une Amanda. Parece que pasa por un ligero bache físico. Pero la veo bien, con férrea firmeza en su paso y denuedo y objetivo 👊 Al siguiente minuto, alcanzan el collado de Loma Pelada un grupo de unos 5 componentes senderistas. Vienen por la vereda trazada en la loma del Puntal de la Caldera, sobrevolando la Laguna de la Caldera y que acaba a los pies del refugio que lleva el mismo nombre. El primer chico y chica muestran cara de sufrimiento 😖 "¿Vais para el Mulhacén? ¿Ahora subís al Mulhacén?" No inquieren tras recibir nuestras sutiles sonrisas y después de recuperar el aliento. Eso sí, algo estupefactos, creo que  por las horas que son. Debían ser sobre las 15 horas aproximadamente, si no recuerdo mal. Y les volvieron a cambiar el rostro, adoptando esa comunal 'cara de poema' al escuchar que sí, sobre todo, al averiguar que veníamos de Granada capital con sus respectivos kilómetros y desnivel 🤪 "¿Algún médico en la sala?" Pensé para mis adentros 🤣 Bueno, y si hubiere hecho falta, teníamos uno 😜

   Entablamos conversación tras surgir la palabra 'bronchales'.  "¿Qué es bronchales?" Pregunté en voz alta. ¡Coñis! Pareció que hubiese nombrado y pedido invocar al mismísimo Satanás allí mismito para que diera cuenta de cada uno de nosotros 😵 Porque todo el mundo se me quedó mirando con sus cejas arqueadas, sus ojos abiertos como soles y bocas chicas y bien arrugadas. "Es el agua de Bronchales" Contestó el primer chico que alcanzó el collado. "¿Pero qué es, agua de esa 'delicatessen' o algo por el estilo?" Repregunto yo entonces frunciendo ligeramente el entrecejo. Me contestan qué no, que Bronchales es un pueblo de Teruel, famoso por su agua y que la sirven y venden en supermercados en garrafas de plástico por todo el país. ¡Cáspita! Si es que los refranes populares tienen mucha verdad: 'qué siempre te irás a dormir sabiendo una cosa más'. 😄  

   Y a los minutos, después de hacernos saber que eran valencianos, llega el último camarada 'che'. El 'probe' ya sin fuerzas, sin apenas hálito y llevándose una de sus manos a su boca, haciendo el gesto de abrocharse la cremallera de sus labios porque ya no tenía un gramo de fuerza para vocalizar un simple 'hola' 😅 En fin, qué le vamos a hacer, todos los que nos gusta la montaña y cumplir retos físicos  hemos pasado por ahí. Sabemos ya de antemano, que esos kilos de sufrimiento es parte del juego, ya viene todo incluido en el mismo 'pack' 😁 Pienso que todos los 'bichos raros' que nos gusta sentir los hándicaps de los sobresfuerzos, o dicho de otra manera, tal como nos dijo una compañera de trabajo de Amanda: "qué debe ser por culpa de esos aires de las montañas que los montañeros tenemos todos un 'toque filipino', aludiendo a que estamos algo 'trastocaíllos' 🤣

   Nos despedimos de los valencianos. "¡Buh! Qué poquita de agua queda en la Laguna de la Caldera." Les comunico a los compañeros de fatigas algo sorprendido, antes de comenzar a descender por la senda 😕 "¿Desde la subida al Veleta, no has estado por aquí?" Me indaga Antonio. ¡Ups! Le niego y rápidamente vuelvo a caer en la cuenta de que tal vez hace demasiado tiempo que no he volteado las alturas de Sierra Nevada, para abarcar tal empresa en la que estoy enfrascado 🤨 Si bien, todavía siento ese especial jolgorio energético de tan buenas vibraciones por el interior de mi cuerpo y de seguida me despreocupo 🎊

   A los pocos metros de bajar por el sendero de la Laguna de la Caldera, nos cruzamos con otro grupo. Unos nos paramos para dejarles paso libre por el angosto camino. Luego, otros de ellos hacen lo mismo para con nosotros 🤝 Y a los segundos se nos une Fran un tanto efervescente, ya que se había quedado esta vez el último. "Les digo que venimos de Granada. Y me contestan sí, nosotros también. Ya, pero nosotros andando. No veas la cara que se les ha quedao..." Nos suelta irrisoriamente 😂 

   A los instantes de comentarnos la anécdota, escuchamos una voz por detrás de nosotros: 📢 "¡Tengo el coche en la Hoya de la Mora. Tengo plazas libres!" 💟 Y ya lo digo yo, qué en este mundo hay de todo: gente buena, gente menos buena, gente mala, gente más mala, gente ignorante, gente lista y gente 'pa-tó'. No obstante, no tengo la menor duda, que el ser humano por naturaleza, ante cualquier adversidad, catástrofe o 'Megasalvajada 2.0' geokedana como ésta, que no entre en los preceptos de su consciencia, es un ser solidario y altruista 🔝 Así nos lo confirmó este desconocido actuando en contacto directo con la naturaleza de su alma 🥰 "No. Ya tenemos el coche en el la Hoya de la Mora. Muchas gracias." Le contestó Antonio y le alzamos la mano y le volvimos a dar las gracias entre todos. ¡Bello! 😘

   Arribamos al Refugio de La Caldera. Vemos a varios senderistas transitando por los alrededores. Pasamos de largo. Vamos hablando, ya no recuerdo sobre qué y, sin darnos cuenta, nos enfilamos ya en el sendero que nos lleva directos al cielo de Iberia. Llega la hora de la verdad 😶 Esto ahora sí que es un 'sálvese quien pueda'. Pero cómo ya habíamos repetido varias veces durante la ruta, en estos momentos lo mejor es ir cada uno a su ritmo y ya está 🤙 "¡Pasa Jose, si quieres!" Me indica Amanda, que iba en segunda posición tras Antonio. En cuarto lugar estaba Fran. "¡No, no. Qué no voy sobrado!" Le contesto a Amanda, puesto que al levantar las rodillas ostensiblemente sobre unas piedras que hay al principio de la vereda, las piernas se me quejaron una barbaridad 😢 

   Adelantamos a varios senderistas que nos precedían. Y, al cabo de los minutos, sobrepaso a Amanda. Tengo a Antonio a unos 10 metros por delante de mí. Voy con esfuerzo y fatiga pero voy bien  👌 Antonio comentó algo de hacer una parada a mitad de la subida, concretamente en dónde se une el otro sendero que viene de la pista de Capileira. De tanto en tanto alzo la testa para ver la posición de nuestro líder. Miro atrás y Amanda está a pocos metros de mi y Fran lo veo bastante alejado de nuestras posiciones. ¡Vaya! 😳 Pues Antonio no se ha parado en el cruce de caminos. Parece que lo quiere hacer de un tirón 💪 

   Sobrepaso el cruce de senderos. A partir de aquí, la cosa ya se pone muy vertical, es la parte más dura de la subida. A los minutos, vuelvo a alzar la mirada al frente 🧐 ¡Uhm! Antonio se ha despegado más metros por delante de mí. Amanda está una pizca más alejada de mi posición y a Fran ya no consigo localizarlo. 

   Acelero un poco el ritmo. Intento que Antonio no se me vaya demasiado. Tenerlo a vista, es como una cuerda imaginaria que ayuda a tirar de uno, de seguir con el mismo ritmo, y así no quedarte con todos tus huesos y músculos y pensamientos en solitario. Peeeero, cómo bien dicen los entendidos y un servidor lo repite reiteradamente, la montaña es mucha montaña y 'la montaña siempre acaba poniendo a cada uno en su sitio' 🤷‍♂️ 

   Entonces, así, como simple arte de magia, se me apareció repentinamente 'el hombre del mazo' 😈 Para pasar lista 😱 A ver si tenía hechos todos los deberes 😰 Y, obviamente, no los había hecho 😭 ¡Auch! La 'pupa-pupita' me llegó de sopetón. De repente me quedo sin fuerzas. Inesperadamente me falta oxígeno, ya no sólo en los pulmones, sino en todos los órganos del cuerpo 🤦‍♂️ Tuve que aminorar drásticamente la marcha y, en cuánto vi una piedra, qué no sé si es por ese síndrome de la alta montaña que suelen mentar tanto médicos cómo expertos montañeros, que muy posiblemente a causa de la inmensa fatiga, el cerebro nos juega jugarretas en formas de alucinaciones, voces u otros tipos de brotes psicóticos, con el afán de evitar, eludir y engañar el estrés y sufrimiento del cuerpo para con el cerebro y la mente. 

   Por consiguiente, en el siguiente zigzagueo de la senda, justo en la curvita, veo una hermosa piedra, tan hermosa que me pareció que estaba hecha de terciopelo, de un lindo color carmesí y forrada densamente con suaves plumas de ganso. Me paro y me siento en ella. Tanteé al lado izquierdo de la piedra en busca del mando a distancia, y, por su costado derecho, con la otra mano, buscaba ya la cervecita 😝 ¡Fiu! Menos mal que no había mando ni cervecita ni la piedra estaba forrada de nada, sino a ver quién habría continuado hacia arriba 😜 Porqué la verdad verdadera, es que estaba más dura que una piedra 😆 

   Acoplé mis grupas sobre la humilde piedra y me hinqué unas cuántas aristas en el culo 😕 Qué más da. Estaba reventado 😓 Necesitaba parar. Apremiaba a toda costa recuperar el aire a caudales para volver a oxigenar mi cuerpo y bajar las pulsaciones. A pocos metros está ya Amanda, con su peculiar forma de subir: con el tronco casi a 90º hacia adelante respecto al suelo, sus manos agarradas a ambas hombreras de la mochila y con pisadas firmes y enérgicas 💪 "¡No puedo parar...¡" Me suelta con media sonrisilla en su boca al llegar a mi altura. "¡Dale, dale. Sigue!" Le respondo al mismo tiempo que le niego rápido con la mano. ¡Carallo, carallo! Para mi que se olió de alguna manera, qué mejor no parar, no fuera a ser que le tocara a ella pagar la cervecita 😂

   Estoy sentado de espaldas al Mulhacén y de frente al Refugio de La Caldera. Echo un vistazo al fondo del sendero en búsqueda de Fran, sin embargo no logro ubicarlo entre los senderistas que vienen por detrás. ¡Bueno! Las cartas están ya jugadas. Es lo que hay. No queda otra que echarle un par de 'esos' al asunto y seguir para adelante 😤 

   Me levanto y vuelvo a echar a andar. Miro hacia arriba. ¡Por todas las estrellas del firmamento! 😱 Lo que veo es un pared casi vertical. La primera vez que la siento así 🥵 Inclusive, veo la senda tan empinada, qué tengo la sensación de que tengo que echar las manos al suelo para poder subirla 😰 Luego, vislumbrando casi arriba de todo, hasta dónde me alcanza la vista, veo a un tipo qué me vuelve a hacer dudar, ya que lo veo tan alto, tan arriba, tan lejano, tan distante, qué ya no sé si se trata de Antonio o quizá se trate de san Pedro, quién está por ahí ya en las alturas, a las mismas puertas del cielo 🥴 Amanda va a varias decenas de metros de distancia por delante, con su inequívoco paso contundente 🦵

   Bueno, viendo lo visto, hay que cambiar de estrategia 🤓 Lo primero que adopto es la norma de no mirar más ni hacia arriba ni hacia adelante. Verlos alejarse de mi vista no va a hacer nada más que desmoralizarme. Ellos van a su ritmo y yo me tengo que quedar con el mío, me guste más o me guste menos 🙂 Hice ligero esfuerzo en enfocarme más en el harén de bellas mujeres que le dije a Sergio, alias SergioPM, en el intento de convencerle para que nos acompañara a esta extraordinaria 'rutita', qué nos estarían esperando allá arriba en el pico Mulhacén para felicitarnos, para darnos cálidos abrazos y dulces besos, con un gran y rico manjar, compuesto de mucho caviar y cantidades ingentes de champán, para celebrar nuestra gesta 🥰 Pero no coló, Sergio me dijo que si no habían 50 kilos de chirimoyas allá arriba, 'ná', que él no subía 🤣 

   Pues eso, que pongo la 'reductora' para ir dando pasitos cortitos, muy cortitos y haciendo 'paradiñas' cada 10 o 15 metros aproximadamente. Descanso unos 5 o 10 segundos, tomo buenas bocanadas de aire y torno a emprender la marcha  🚶‍♂️ Justo en otra curvita del inacabable zigzagueo de la senda, veo otra hermosura de piedra. "¡Joóose. Jooóoooseeee! Ven y siéntateeee." Me pareció escuchar que la piedra me aclamaba al pasar por su vera. ¡Uff! Qué tentación más grande 🤦‍♂️ Bueno, ni tentación ni leches, qué me fui directo y acoplé mi culo en la piedra y ya está 😂 

   Sentado, aprovecharía la duración de un par de largos minutos al menos, para descansar. Durante esa 'miniparada', me dio tiempo a buscar a Fran pero no logré encontrarlo. Me pasaron tres senderistas que adelanté al principio de la subida. Y además, me dio tiempo de sufrir un calambre en mi gemelo derecho 🤦‍♂️ "¿Estás bien?" Me pregunta un senderista que descendía, junto a unos cuantos más, desde lo alto. Me debió de ver una ceja más retorcida que la otra y tal vez la boca medio ladeada mientras intentaba recolocar los músculos de la pantorrilla para que dejasen de quejarse 😅 "¡No. Calambre!" Le espeto rotundo. "¡Eso es la edad!" Me replica el líder del grupo de los senderistas foráneos. ¡Peáso cabrito! Pienso interiormente y quitándole unos pocos años al veterano senderista 😝 Le echo un vistazo al reloj y le digo los 43 kilómetros que llevo encima, andados, desde la misma ciudad de Granada. "¡Eso es la edad!" Me vuelve a soltar sin inmutarse en absoluto 🤬 Tan pancho y tan fresco, se da la media vuelta y sigue bajando a la cabeza del grupito. ¡Eh! Bueno, tal vez algo de razón también tenga 🤗

   Levanto mi trasero de la 'parlanchina' piedra 😜 Y me pongo en movimiento con el mismo esquema de 'paradiñas' muy breves. Pienso en los kilómetros que me marcaba el reloj, qué no son reales, puesto que llevo el reloj configurado en modo 'Ultratrac' para que me consuma la menos batería posible, llevando en mente que se trata de una tirada larga, de 15 o más horas qué eran las que estaban estipuladas de ruta. Contrastando los kilómetros durante algunos puntos de la subida con los compañeros, a mi siempre me marcaban algo más de la cuenta. Supongo que el aparato al no enviar y recibir la señal constante de los satélites, ya que en modo 'Ultratrac' lo realiza cada dos segundos, ese cortísimo lapso de tiempo lo debe ir sumando en metros mientras se reubica el aparato de nuevo 🤔 ¿Digo yo? 🙄

   Una vez recolocados los musculillos del gemelo, ¡ale! vuelvo a las andadas 🚶‍♂️ La verdad es que he tenido días bastantes peores en carreras de montaña 🤕 Por eso, lo que siempre me ha funcionado en estos casos, es que hay que seguir adelante 👉 Ya que en las largas distancias es de lo más común el tener 'bajones' y 'subidones', vamos, cómo en la vida misma. Se sigue adelante como buenamente se pueda y ya llegarán momentos mejores 🤗 Y de esta manera se consigue llegar al final del camino 🤙 

   Después de un par de 'paradiñas' más, ante mis ojos, veo otra espectacular piedra en una esquinita de la vereda 😍 ¡Ay, ay! Ya no espero ni a las 'vocecillas' ni a los 'espejismos', sé que mi trasero va a ir directo sobre la cara visible de la piedra 😉 Alargo ese minutillo para airear el cuerpo y mente. Otra eventual mirada por detrás sin llegar a detectar a Fran. Me levanto y echo una fugaz mirada hacia arriba. Todavía no veo el final, sin embargo, sé que ya no debe quedar demasiado, puesto que lo noto en el esfuerzo del cuerpo y en el ligero ladeo del terreno qué todo es más llevadero 😛  

   Sí, en efecto, compruebo que ya camino con bastantes menos dificultades. Se va oscureciendo el día a causa de las nubes de las alturas. Empiezo a sentir el aire frío golpear contra mi rostro. La inclinación de la montaña se allana y apacigua. Veo más movimientos de personas, en especial de los que vienen de la parte derecha de la loma, provenientes de la parte sur de la sierra, de las Alpujarras, quizás de Capileria o Trevélez. 

   "¡Venga Jose. Ya lo tienes!" 📣 Escucho en lontananza. Alzo la mirada y descubro que es Amanda quién me vocifera y anima, junto a Antonio 🥳 Se han colocado detrás de un muro de vivac, justo mirando a la izquierda del punto geodésico del pico Mulhacén. 

   ¡Santos cielos! Jamás me había costado tanto ascender al techo de Iberias 😅 Antes de unirme a los dos 'compis' hago una última 'paradiña' sobre una piedra alta. Apoyo mi brazo izquierdo sobre ella. Busco el codo con mi oreja izquierda. Reclino la cabeza sobre el brazo y emerjo un largo suspiro para soltar parte del esfuerzo y sufrimiento y kilómetros y desnivel de los que llevo encima 😫 Retomo la respiración normal y ahora sí, subo un peldaño más para chocar un puño contra el de Amanda 🤜🤛 Y el codo con el de Antonio, en celebración de conseguir el primer gran objetivo del día. ¡Yujuuuu! 🤸‍♂️

   Mientras saco de la mochila ropa para abrigarme, un muchacho situado al otro lado del pequeño tabique del vivac, me pregunta y comenta cosas sobre no recuerdo bien el qué, ni el por qué, sólo recuerdo que me estaba acribillando de comentarios 🤪 Me pongo el chubasquero, la gorra y los guantes. Me siento contra la pared al lado de Amanda y Antonio. ¡Qué zorrillos son los compañeros! Se han colocado allí porque no corre ni una gota del frío aire 👌 

   Me alimento y bebo un poco. ¡Vaya! Me queda un dedo de agua en la botella 🙆‍♂️ Amanda se ofrece a echarme de la suya y Antonio dice que lleva casi 2 litros todavía. Le doy las gracias a Amanda y me echa tres dedos de agua hasta decirle: ¡basta! Y que se espere a que me quede sin una gota, ya que continuaba vertiéndome más de su 'oro' líquido 💧 Hay que racionar, nos queda la vuelta ☝

   Me preguntan por Fran. Les digo que poco después de comenzar la ascensión, ya no lo divisé más  durante el resto del trayecto. Hablamos sobre ciertas adversidades, paradigmas y problemas de las que comúnmente nos suele retar la vida a lo largo de nuestra existencia, además de un poco de esto y un poco de lo otro...   

   ¡Uff! Yo ya me estoy congelando. Siento que el frío me empieza a calar los huesos 🥶 Necesito moverme para entrar en calor y empiezo a dar vueltecitas en redor 🚶‍♂️ ¡Uhm! Creo que no hay una dieta perfecta, puesto que siendo vegetariano he encontrado fantásticas y grandes virtudes de las frutas y verduras y legumbres. No obstante, creo que estoy falto de calorías, ya que me suelo enfriar muy rápido 🤔 Pero ¡hey! qué viva los huertos 🍏🎃🥦

   Le doy hasta 2 vueltecitas a la pequeña esplanada de la cima del Mulhacén; del oratorio y punto geodésico giro a la izquierda pasando por los dos vivacs, llego hasta el gigantesco mojón y retorno por abajo, por dónde hemos subido, que es la parte fácil para llegar al coloso. Alcanzar su cima por la parte norte, ya estamos hablando de 'otro cantar' 🧗‍♂️ 

   Estaba a punto de comenzar una tercera vuelta cuándo Amanda nos notifica que ya viene Fran. "¡Vamos Fran. Qué ya está. Ya lo tienes campeón!" Le vociferamos formando una pequeña algarabía de ánimos por las altas cumbres de Sierra Nevada 🔊📯🎺🎵

   ¡Y qué curioso! Va Fran y hace el mismo gesto que un servidor, apoyándose en la misma piedra que yo, doblando ligeramente la cabeza hacia el brazo del mismo lado y resoplando del esfuerzo, como yo 😅 ¡Vale. Bien! Aunque esta vez he subido sin cura, a esa piedra la voy a bautizar como: 'La Piedra del Suspiro' 😁 Se nos une el amigo y apenas dijo nada, ni expresaba demasiado con su cuerpo ni verbalmente, aparte de mostrarnos evidentes signos de cansancio. Bueno, en mayor o menor medida, cómo el resto 🤷‍♂️

   Le dejamos reponerse y recuperarse. Yo volví a mentar de que me estaba quedando 'cubito de hielo clink, clink'  😬 Urgimos el echarnos los 'Fantastic Four' la foto de rigor, puesto que el pequeño oratorio estaba acechado por las multitudes de senderistas que desean inmortalizar su subida al techo ibérico. Nos aproximamos al pequeño oratorio del Mulhacén. "Si queréis coger algo del santuario, cogedlo, ya que pasan a retirar los objetos. Mañana o pasado todo esto no estará." Nos informa Antonio por si vemos algún 'cachibache' interesante. La mayoría son amuletos, cruces, estampas de santos o santas, en ruego por parte de los depositadores de algún posible milagro o ayuda sacra del más 'grande' de los cielos. Aprovechamos un hueco y pedimos a afines a que nos encuadraran y enmarcaran la imagen del día 🤩 "¡Si es tu primera vez en el Mulhacén, tienes que subirte y echarte una foto en el punto geodésico!" Le insistió Antonio a Fran para que subiera encima del oratorio, que es adónde está el pequeño pilón y, los demás, le hicimos sucumbir a la foto 'cliché' 📸 


Momento 'Champions' en el pequeño santuario de la cima del pico Mulhacén. 


   Y después del 'Postureo Time', ¡hala! que ahora toca bajar, subir un poco más y de nuevo bajar largo y tendido para volver hasta la Hoya de la Mora 😆¡Vamos qué nos vamos! 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️  

   Empezamos a descender. Al cabo de pocos minutos la inclinación del terreno se acentúa. ¡Ups! Siempre digo y siempre diré, y no creo que sea el único, qué es más fácil y cómodo y menos cansino, y hasta menos lesivo, bajar corriendo que andando, para no sobrecargar las piernas, sobre todo las rodillas. Hay que dejarse fluir por la atracción de la gravedad, dando pasos cortitos, eso sí, hay que estar siempre atento y tener los reflejos a flor de piel para cuando se necesiten, así evitar trastabillar. Sólo hay que prestar atención adónde aterrizan los pies 🧐 Por tanto, les comunico a los compañeros que un 'mendas lerendas' se deja caer cuesta abajo 🏃‍♂️

   Voy frenando de vez en cuando. Tampoco es plan de llegar al final de la bajada y tener que esperar veinte minutos. Aparte, que tampoco iba tan sobrado de fuerzas 🙅‍♂️ A medio sendero tengo que parar forzosamente. Le eché un ojo a una gran piedra y aproveché para sentarme y quitarme las zapatillas tranquilamente, para expulsar a unos cuántos indeseados chinarros que se habían acomodado sin permiso en las plantillas de mi calzado. No estoy contento con mis últimas 'zapas' 😰 Son para correr por montaña y se me cuelan piedras por todos lados 😡 Y para distancias de más de 40 kilómetros, se me acaba clavando alguna costura o 'algo' que sobresale del interior de las suelas, dejándome marcadas y adoloridas una zona de la parte superior del puente de las plantas de los pies 🥵 ¡Ah! Y el agarre de las suelas dejan mucho que desear 😭 

   "¿Te quitas las zapatillas?" Me comenta Amanda justo sacarme la de mi pie derecho. ¡Coñis! 😳 Ya los tenía encima. Le respondo que me las quito para deshacerme de las incómodas piedrecitas. Ellos continúan sendero abajo. Echo una larga mirada relajante al valle de la Caldera. Me coloco ya la zapatilla izquierda. ¡Recoñis! Los 'compis' están ya en el último tramo de la vereda antes de llegar al refugio 😲 ¡Bajan qué se las pelan! 💪 Y cómo todo hay que decirlo, no tuve otra que apretar el culo seriamente para dar caza a los amigos 🏃‍♂️💨

   Arribamos al refugio de La Caldera. Aquello era un hervidero de gente 👩‍👩‍👧‍👧👨‍👩‍👦‍👦 Deberían ser las 6 horas vespertinas, hora en que la gente comienza a buscarse la vida para pasar la noche en las alturas. Tiendas de campañas plantadas por los alrededores. Gentes deambulado de aquí para allá, hablando en diferentes idiomas, a la búsqueda de un lugar para dormitar la noche. Nos sentamos en una gran roca colindante al refugio. ¡Por dios! Aquello está hasta las trancas. Fran coge y se va directo al refugio. Seguidamente parece que conquista  una esquinita del banco de piedra de la misma entrada del refugio y se asienta en ella enorgullecido 😎 "¿Ya tienes tu sitio? ¿Te quedas a dormir ahí, Fran?" Le suelto desde la distancia 😂 Algunos de los que ruedan por las instancias me escuchan y se quedan mirándome con una ceja más levantada que la otra 🤨 

   "¡Toma Jose. Agua!" Me dice Amanda sujetando su botella. "¡No. Gracias! Antonio tiene bastante todavía. Ya te pediré cuándo me haga falta." Le indico a nuestra amable amiga 😘 Sabiendo que ya no me queda una gota en la botella, y sabiendo que 'mister' Antonio, qué lo tiene todo calculado concienzudamente, lleva agua de sobras para todos 😉

   Tras el descansillo, nos levantamos para continuar con la marcha. Antes, mi yo curioso, me obliga a parar justo a la puerta del refugio para echar un vistazo a su interior. ¡Oy. Oyyy. Oyyyyyyy....! 🤦‍♂️ No puedo creer lo que veo 🙆‍♂️ Gente embuchada como en latas de sardinas en su interior. Sacando y preparando sus enseres para dormir. He aquí el largometraje: más de una decena de personas atiborradas allá adentro. Oliendo a cansinos pies y hábiles sobacos de desconocidos. Escuchando una escandalosa sinfonía de ronquidos de foráneos. Aguantando los malvados pedos y astutos follones ajenos 👃 Y soportando los desparramados estornudos de los bellos y bellas durmientes. ¡Claro! Y sin mascarillas, por supuesto. ¡Ah! Y con las puertas y ventanas bien cerradas para que no entre el frío de la noche 😱 ¡Uhm! Sólo hace falta una pequeña sacudida de la tierra, un 'terremotillo' para que el refugio se remueva y mezcle bien, y se convierta en el 'cocktail' perfecto y listo para servir 🧪

   ¡Anyway! Es lo que hay... 🤞 Abandonamos el refugio de La Caldera para coger la pista. Pica ligeramente hacia arriba. A estas alturas cualquier desnivel se siente rápido en las piernas. ¡Ondia! Voy en última posición y me está costando llevar el ritmo de los compañeros, incluso tengo que dar algún ligero trote para no quedarme demasiado atrás 😥  

   La pista está bastante concurrida. Vamos viendo a diferentes grupos de senderistas parados en mitad del camino, parece que no acaban de encontrar lugares para hacer vivac. Antes de llegar al refugio Villavientos nos adelanta un numeroso grupo de ciclistas, mujeres todas ellas, al menos iban 7 u 8 de ellas. Nos saludan 👋 Damos la curva a derechas y dejamos atrás el refugio y continuamos viendo a gente. Me sorprendió uno de ellos. Portaba una bicicleta, de esas antiguas, de cuadro bastante largo y diámetros de ruedas bien grandotas. Llevaba una manta enrollada justo debajo del asiento. Caminaba empujando la bicicleta de costado. Él era 'altote', calvo y con bastante más de medio siglo de vida a  sus espaldas. Caminaba algo destartalado y oteaba de aquí allá según andaba. 

   De nuevo la intriga me forzó a parar y cuestionar. "¿Estás buscando refugio?" Le inquiero con tímida sonrisa. El hombre me empieza a hacer muecas y a soltar entrecortados vocablos que no tenían 'ni ton ni son'. Es extranjero. Creo que marroquí para ser más exacto. "Where are you going to sleep? Looking for a place?" Le repregunto 'in English': qué adónde va a dormir, si está buscando un lugar para dormir. Me volvió a soltar algunos sonidos más que palabras, pero la magia de la comunicación no verbal se puso 'in action' y parece que sí me entendió, y, moviendo sus brazos, acompañados de muecas y con su dedo índice mirando al cielo, me dio a entender qué le tocaba hoy dormir al raso. Nos despedimos con sonrisas y le deseé buena suerte 😁

   ¡Jo-der! 😳 Entre mi chafardeo y averiguaciones, tengo a los amigos a 400 o 500 metros de distancia, por lo menos 😮 ¡Qué bien! Me toca correr, y la verdad, es que me gusta más correr que caminar, pues entonces, ¡venga! manos a la obra 🏃‍♂️ Aunque debo decir que me pegué un buen calentón, de los buenos, para poder alcanzarlos 😅

   Vamos camino a La Puerta de los Raspones de Río Seco. Nos echamos a un lado del camino y dejamos paso libre al grupo femenino de ciclistas que ya vienen de vuelta 🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️🚴‍♀️ Nos volvemos a saludar 👋 "¿No serán ellas el harén de bellas mujeres que nos tenían que esperar en el Mulhacén?" Suelta Fran al poco de pasar las ciclistas 😂 Qué cachondo el amigo 🤣

   "¡Creo que pillaremos a los corredores!" Comenta Amanda estando a unos pocos cientos de metros de 'Los Raspones', en alusión a una pareja de 'trail runners' que llevábamos por delante de nosotros hacía un buen rato. Le asiento sobre su intuición, cada vez los vemos más cerca 👀 A los minutos veo que se queda rezagada. Aminoro la marcha para confirmarle, tras haberlo comprobado, que su truco para mantener las manos calientes funciona; lo mejor es llevarlas cerradas y ligeramente presionadas 👍 Su teoría es que cómo que la presión nunca es la misma, entonces se hace como una especie de bombeo de sangre permanente y facilita que todo corra y se mueva hasta alcanzar las extremidades. Dice que ella lo hace incluso con los guantes puestos 👌

   Una nueva paradita en la misma Puerta de los Raspones de Río Seco. Compruebo los kilómetros con Antonio. Si no recuerdo mal, creo que me dijo qué llevábamos unos 45 kms. y mi reloj me marcaba 54 kilómetros en ese momento. "¡Buh! Ya verás qué vacilada pegaré en 'Strava." Hago ahínco en los kilómetros finales que me registrará la famosa web de deportistas cuándo descargue la ruta en el ordenador 🤣 De metros de desnivel parece que vamos al parejo y el 'líder' nos hace hincapié, en que vamos fenomenales de tiempo, qué seguramente haremos menos del estipulado 🙄

   Arrancamos de nuevo 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️ Al pasar por el lado de El Mirador de Ferrer hay un grupo de mozuelos senderistas. A la hora de saludarnos asimismo intercambiamos unas palabras con los muchachos. Antonio les informa de que venimos del Mulhacén pero desde Granada ciudad caminando. "¡Venga ya. Eso no te lo crees ni tú. Jijiji. Jajaja. Jejeje!" Nos replican los chavales un tanto enaltecidos y escépticos. Entonces Antonio se para de repente. Se da la media vuelta. Se le infla la camisa en un santiamén, tanto, que está a punto de rajársele la camiseta de sacar su abultado pecho. Da unos cuantos pasos retadores hacia la barahúnda exaltada. "¿Queréis que os enseñe el track?" Les amenaza, con las cejas arrugadas, los ojos chicos y sus labios comprimidos 😠 Debió de surtir efecto, porque los mozos de seguida comentaban y gesticulaban con las manos en actitud pasiva y resignada ante la muy que posible veracidad de tamaña ruta 😅

   Después de un ratito volví la mirada hacia atrás. ¡Uff! Amanda estaba en el 5º pino por detrás nuestro 🧐 Todavía tenía que pasar por El Mirador de Ferrer. Sugerí el esperarla, sin embargo Antonio dijo que no hacía falta, puesto que lo hacía a caso hecho, a propósito de encontrar su momento de intimidad para hacer sus necesidades. ¡Ah! Claro, es que los hombres lo tenemos tan fácil que no nos acordamos de ellas 🙏

   Dejamos a nuestra izquierda la pista para adentrarnos al sendero que nos conduce al Paso de los Guías. Antonio disminuye entonces la marcha, en afán de esperar por Amanda. El resto, sin rechistar lo más mínimo, hicimos lo mismo, ¡faltaría más! 😉 A escasos metros teníamos ya a la pareja de corredores de montaña, que se dirigen hacia el mismo objetivo. Mientras vamos 'paseando', Antonio me va contando, después de haberle preguntado, sobre el vertiginoso tramo del Cerro de los Machos hasta el Veleta, que discurre por una cresta no apto para cardiacos y que va pasando por el Zacatín, el Salón del Campanario y el paso por el estrecho y derecho y verticalísimo Fidel Fierro, que sube hasta la misma coronilla del señor Veleta, para escalarlo sin cuerdas y sin arnés 😵 Recuerdo que una vez, desde lo alto del Veleta, otro compañero y amigo de la sierra, como es Enrique, alias 'enriquelupion', nos dijo que pasó una vez por aquella afilada cresta, la del Zacatín, con unos buenos tajos a cada lado y que lo tuvo que pasar espatarrado, dejando bien alto y claro, qué nunca más pasaría por allí  🙋‍♂️ "Sí. Enrique lo hizo conmigo." Me puntualizó Antonio, añadiendo que ese tramo de la sierra es bastante divertido 🤪

   Llegamos a los primeros peldaños del Paso de los Guías rejuntados todos de nuevo 🚶‍♂️🚶‍♀️🚶‍♂️🚶‍♂️ "Si vais a hacer el Paso de los Guías, tenéis que bajar un poco. Es por aquí." Les atesta Antonio a la pareja de 'trail runners' que se encaramaban roca arriba. Pasa Antonio primero por la estrecha regatera en la roca en dónde apenas caben los pies, para asirse a la cadenas, de cara a la piedra y traspasar la caída libre de unos 8 metros aproximadamente. Después será Fran y a continuación voy yo. Pero me detengo un pelín para recoger un poco de aire en los pulmones. "¿Queréis pasar?" Les digo a los 'runners' que viene tras mis pasos. Me niegan. "Tenéis que dejar 3 o 4 metros de distancia entre medio. Siempre id de cara a la pared. Y nunca soltéis la cadena si..." Les informo entrecortado, ya que ella, la chica, me dice que ya la han hecho varias veces. ¡Ah! Pues 'no problem', mejor, y al lío que nos vamos todos 🤞

   Una vez hemos pasado, le indago a los 'trailers' qué por dónde han tirado hoy. Me responden que han ido por el Collado del Ciervo, la Laguna de la Mosca, Vereda de la Estrella y vuelta a subir. ¡Buenooo! Pedazo de ruta 😳 "Pues lleváis un buen desnivel, ¿no?" Les pregunto con los ojos como platos. Me responden que llevarán unos 2400 metros de desnivel positivo 💪 "¿Estáis entrenando para la Ultra de Sierra Nevada?" Inquiero esta vez. No. Me dicen que no preparan nada y que vienen bastante a menudo a la sierra, desde Cádiz. "¿Gaditanos?" Le repregunto con media sonrisa en la boca. Me contestan que son de Jerez de la Frontera, para ser más exactos 😊

   Me despido y no veo a ninguno de los míos 👀 ¡Ale! A trotar se ha dicho pues 🏃‍♂️ Los alcanzo ya casi en la pista. Ascendemos unas decenas de metros más, con una corta pero intensísima rampa que nos desemboca al Refugio de la Carihuela. Última parada oficial 🍪🧃 

   Ahora sí que pido agua. Antonio, gentil todo él, saca su flamante botella de Lanjarón de 2 litros 🤤 Tiene poco más de la mitad todavía. Y es que éste señor lo tiene todo bajo control y muy bien organizado. ¡Excelente! 👏 Yo, la verdad, es que tengo más sed que hambre. No obstante, extraigo de la mochila una bolsa de 'pupurri' de frutos secos. Vamos, por llevarme algo a la boca. Se la ofrezco a los compañeros, si bien Fran fue el único que aceptó la ofrenda. 

   No recuerdo de qué estábamos hablando entre nosotros, sentados sobe el parapeto del refugio, de cara a Loma Púa, la zona sur de la sierra, cuándo de pronto llegaron por nuestro costado derecho unos cuántos hombretones cargados hasta los dientes de material de escalada: cuerdas, arneses de seguridad, piolets, cascos, más de esto, de aquello y otro tanto de lo otro... ¡Buh! Al menos debían de cargar con 30 kilos encima de material. No les pregunté pero ceo que por ahí debería rondar el peso extra. Venían cansados, juzgando sus rostros. Lo que sí les pregunté es, si hacían servir todo ese material que transportaban alrededor de su cuerpo. "¡Bueno! Depende de la situación o el momento" Me respondió uno de ellos. Otro, contestó algo que no llegué a entender, ya que lo iba diciendo de espaldas a nosotros, mientras abría la puerta del refugio qué, ¡mira por dónde! apenas había movimiento en su interior. Estaba casi vacío 😦

   Uno de ellos nos dijo que venían de hacer el ... no recuerdo el nombre que mentó el hombre de enfrente. Miré a Amanda, que la tenía justo a mi lado, y me confirmó que ese tramo o vía de escalada se encuentra en el Corral del Veleta. Bien, al menos eso no está demasiado lejos del punto dónde nos encontrábamos. Si bien nos hizo ahínco de que había sido un largo día, qué llevaba levantado desde las 5 de la mañana. "Sí. Yo desde las 3." Le solté para reconfortarlo de alguna manera 😅

   Metemos lo poco que hemos sacado de las mochilas de nuevo en su interior y nos disponemos ya a descender una larga y continuada bajada hasta la Hoya de la Mora, el fin de la ruta. Y un presente, una miaja decepcionado, puesto que como vamos adelantados a la hora estipulada, y, todos esperábamos hacer los últimos metros con luz artificial, yo, al menos, esperaba cazar la puesta de Sol desde el refugio de la Carihuela que, sin duda alguna, ha sido la puesta de Sol más espectacular que he visto en mi vida 😍 Sin contaminación lumínica ni arboles ni edificios que obstaculicen la poderosa visión, a 3000 metros de altura, de cómo el gran astro de nuestro sistema se esconde por detrás de la misma curvatura del globo terráqueo, desmaquillando creativamente una gama de colores rojos y anaranjados sin igual, para darnos las buenas noches y dar los buenos días a otras gentes, otras culturas y otros continentes 🤩🌎🥰 

   Vamos caminando por la pista que viene de La Carihuela, mientras Fran y yo, que vamos unos cuantos metros por delante de Antonio y Amanda, estamos disfrutando de una fantástica vista de todo el valle 😍 A nuestra izquierda contemplamos los Lagunillos de la Virgen , la Laguna de las Yeguas, la característica silueta del Observatorio de Sierra Nevada, mientras que a la derecha vamos pisando las melenas del señor Veleta. 

   "¿Hemos pasado por aquí?" Me dice Fran con mirada de 'Gioconda'. Giro la cabeza y le miro con la comisura de los labios ligeramente apuntando hacia arriba para expresarle un breve 'sí'. "Pues no me acuerdo." Me replica borrando su mirada de 'Monalisa' para agrandar sus ojos, parpadear con premura y mirar hacia derechas e izquierdas por los alrededores 🙄 ¡Vaya! En primera instancia pensé que estaba bromeando, pero, tras avistar ese rostro desorientado, ya no sabía si estaba chocheando 😅 Sí, sí, le confirmo y le intenté explicar por el camino que habíamos subido, haciendo hincapié, en la cerrada curva de izquierdas de la pista, justo al pie del refugio de La Carihuela. Al empalmar con la carretera de asfalto le hice dar la vuelta, ahora de cara al refugio, para recordar el sentido y la dirección que hicimos de ida. "¡Ah. Vale, vale. Ahora sí.!" Resolvió el amigo finalmente. Eso suele ser normal, hacer un mismo camino en un sentido u otro, puede cambiar la perspectiva con gran diferencia, y más, si no se conoce bien el terreno 🤗  

   Abandonamos el asfalto poco antes de llegar a Las Posiciones del Veleta, lugar dónde acaban su trayecto los microbuses 'lanzaderas'. A partir de ahí, sólo cruzaremos la carretera varias veces, el resto será todo sendero. 

   Pasadas las 'Posiciones', Amanda comenta lo de sus necesidades, que parece ser que todavía no las ha solventado 🤦‍♂️ ¡Menudo aguante tiene esta chica! Si ya lo digo yo qué es un portento en todos los sentidos 💪 "¡Amanda! En las carreras de montaña, las chicas cuando necesitan hacer sus necesidades, no se paran y se ponen a buscar un lugar retirado y escondido. Cogen y se separan un par de metros adentro del camino, y de cara, se agachan y hala, ahí se queda la cosa!" Le comunico sin más. Total, se va yendo la tarde y apenas ya se ven personas por la sierra. Finalmente la amiga encontró su rinconcito 🚾 ¡Bravo! 👏  

   Continuamos a lo largo de la bajada sin recordar bien lo que estábamos hablando. Sin embargo lo que sí rememoro es que descendíamos con una excelente sintonía 🎺 Nos quedaban pocos minutos de luz natural. Metros antes de llegar a la altura del emblemático monumento de La Virgen de las Nieves 🛐 parada obligatoria para dar caza a esa esperada puesta de Sol, una 'afotico' que, aunque no sea 'megaespectacular', una puesta de Sol es siempre una puesta de Sol 🟠


Disfrutando de las últimas caricias del Sol antes de que se nos despidiera.


   Nos presentamos en La Hoya de la Mora, viéndola con poca gente deambulando en torno a ella. Cruzamos el parquin, vislumbrando algunos kioscos de bebidas que parecía que se habían puesto de gala para dar entrada a la noche 🤔 Y pocos metros más allá, ya pasamos la barrera de madera que corta el acceso al aparcamiento del Albergue Universitario de Sierra Nevada, qué es adónde tenemos aparcado el coche y en dónde le damos al botón de 'stop' del reloj  🔚

   Y al final no nos hizo falta sacar ni frontal ni linternas, sabedores de que la hazaña estaba a punto de culminar dentro del tiempo estimado, bueno, inclusive algo mejor del tiempo marcado ✌ Acabamos en un tiempo de 14 horas y 43 minutos. Además, todos batiendo nuestros récords personales; Antonio, su mejor tiempo en esta ruta. Amanda, su distancia más larga. Fran, ni más ni menos que descubrir el pico más alto de la península Ibérica. Y un servidor, el mayor desnivel realizado hasta la fecha. O sea, qué nos merecemos sin duda ninguna, cuatro buenos aplausos 👏👏👏👏 Y bien cabe la pena remarcar que todo transcurrió sin sobresaltos ni incidentes y, lo más importante de todo, 'enteritos' y los cuatro a la par, con los cuerpos colmados de fatiga pero rezumando enormes cantidades de jolgorio y de mucha, mucha satisfacción 🙌 Y es que al final, todo es mucho más fácil hacerlo rodeado de buena gente y buena compañía. Gracias a tod@s 🥰 Y hasta la próxima 🤟😊🙂🤙


Las estadísticas de la ruta.


Sábado 10 de octubre 2020