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martes, 11 de diciembre de 2018

Carrera Descalzo: “Mitja Marató de Tarragona”. 21,097 kilómetros y 163 metros de desnivel positivo.












“Ganando terreno al cronómetro”

¡PUMBA! Escucho tras de mi cómo se cierra la puerta de la entrada al bloque. Miro al suelo de la calle y veo que el asfalto está muy brillante. De seguida levanto la mirada al cielo y, en efecto, observo que está llovizneando. ¡Vaya! Juraría que el parte meteorológico no daba agua para hoy en el prelitoral y litoral tarraconense.

Pasarían 10 'minutillos' de las 7 de la mañana. Doy el contacto al coche y el termómetro del panel de control electrónico del auto me indica que estamos a 5 grados. Bueno, fresquito sí que daban en la comarca de la Conca de Barberà, pero, nada más cruzar ésta cuenca geológica, sé que voy a ganar cuatro o cinco grados y , además, con el sol surcando los cielos y a medida de que me vaya acercando a la costa ganaré dos o tres 'graditos' más, si cabe.

Paro en Montblanc, que es el pueblo de al lado, para poner gasolina. Han sido 6 kilómetros con el parabrisas “non-stop” y la calefacción alta. La dependienta de la gasolinera, dicharachera ella, me pregunta qué a dónde voy tan temprano. “¡Uff! Pero si está lloviendo. No creo que corras hoy” Me argumenta ella segura de sí misma al mentarle de que voy a correr a Tarragona. Me echa un centímetro hacia atrás la cabeza cuando le digo que si no es que caiga un diluvio, la carrera se lleva a cabo. Me echa otro centímetro más para atrás la frente cuando le digo que voy a correr 21 kilómetros. Y ya, con el cogote casi desencajado, tuerce levemente la cabeza hacia un lado y me levanta además la ceja izquierda cuándo le digo qué la voy a correr descalzo 😂

Estaba seguro, ya que el cielo se veía despejado en lontananza, de que pasado el estrecho de La Riba ya no llovería. “¡Ups! Pues me ha dicho un señor que venía de Valls que estaba lloviendo por allí también” Me comunica la dependienta de que parece que al otro lado de la comarca la lluvia tiene su acto de presencia 🤨 Le doy un último 'sorbito' al expreso y me despido.

Pues vaya, vaya, vaya, qué sí, qué estuvo lloviendo casi todo el camino hasta Tarragona 🌧️ Todo el rato con la “lluvia fantasma” que llamo yo, qué es ese fenómeno meteorológico misterioso, qué es ese tipo de lluvia en que no se ve una nube encima de ti, estás rodeado de grandes claros, y, en cambio, está lloviendo de verdad 🤔

En fin, qué llegando al complejo comercial de Les Gavarres de Tarragona, ya se para la lluvia. ¡Yujuuuu! 2 o 3 kilómetros después llego a Camp Clar, que es dónde se encuentra la “Anella Mediterrànea”, el complejo deportivo adónde se celebraron este verano pasado los Juegos del Mediterráneo y en dónde se acoge esta Media Maratón y 10K simultáneamente.
Me bajo del coche y noto que allí también hace fresco, creo que sólo había ganado un par o tres de grados, estábamos a 8 según mi coche. Y asimismo me percato de que ha llovido durante un buen rato, ya que el suelo está bastante húmedo. ¡Uhm! Dudo de si hacer la media maratón entera descalzo, ya que mi primer contacto corriendo descalzo bajo la lluvia no me gustó ni le sentó bien a mis pies, pues me ablandeció enormemente las plantas de los pies y fue cuándo noté un principio de espolón en el talón. No obstante, también debo decir, que hacía una semana hice 7 kilómetros y pico bajo la lluvia pero las sensaciones fueron muy buenas y favorables. Pero, claro, siempre queda ahí esa duda de si me aguantarán las plantas durante tantos kilómetros con humedad 🙄

¡Ea! Ante la duda, a sabiendas de que soy buen previsor, por si acaso, llevo las zapatillas, las huaraches, calcetines, ropa de invierno y de entretiempo, además de mis mejunjes caseros de isotónicos, batidos recuperadores y, todo el tema de higienes y tal y pascual... ¿Y adónde? Y en dónde va a ser, pues en mi súper bolsa de deporte. ¡Joer! Cómo pesa ya de verdad 😅

Cruzo la carretera y me adentro al complejo deportivo, es lo que tiene de llegar casi un par de horas antes del ‘disparo de salida’, qué puedes escoger aparcamiento con suma facilidad 😉 Después de unos pocos pasos, noto que ando torcido, bastante torcido. ¡Joer! Cómo pesa mi súper bolsa de deporte 😅 Y menos mal que soy minimalista, sino tendría que llevarme un autobús y tráiler para mis enseres personales, cómo si fuera la misma “Madonna” o una de esas estrellas excéntricas de Hollywood 😂

Me acerco al pabellón y veo a unos conocidos del Club Atlètic Montblanc. Adivinad que es lo que me preguntan en primera instancia: “¿Pero adónde vas con esa bolsa? 😅 Comentamos esto, comentamos lo otro, de que la voy a correr descalzo y tal y tal y tal… Nos despedimos y nos deseamos suerte.

Justo al entrar al pabellón para recoger el dorsal y cambiarme, me topo con Joan, otro conocido de Montblanc, habíamos trabajado juntos, pero qué ya hace tiempo que vive en Tarragona. El año pasado corrimos los dos la de 10K. Fue curioso, y lo comentamos de nuevo, qué me dijo de correrla juntos y le dije qué no, ya que era mi primer 10000 metros con zapatillas minimalistas y no sabía cómo iban a responder mis pies y piernas. Me dijo que se había estado preparando bien y que corría sobre los 5 minutos el kilómetro. Y, además, es alto y delgaducho. "¡Uhm! Éste me va a dar un rapapolvos que la voy a 'flipar'” Me insinué. Por eso le dije qué no. Y resulta, que al final, entramos uno casi detrás del otro 😶 Pues eso, me dijo que este año no había tenido tiempo de prepararla y que no la iba a correr. Por la contra, sí que iba a hacer de voluntario. Me dijo que se ubicaría en algún cruce por la Rambla Nova. Me desea suerte y nos despedimos.

Con la bolsa del corredor y el dorsal en la mano, me dirijo ya, y bien torcido, por fin, hacia los vestuarios. ¡Uhm! Todo es grande. Todo está nuevo. Todo está en su sitio. Y cómo que voy con tiempo, hala, a recrearme en mi rutina pre carrera: elijo la ropa que me voy a poner, una mezcla de entre tiempo tirando a invierno. Entretanto, mando un whatsapp a Miquel Carceller Beltran, el ‘compi’ descalcista de Salou. Quedamos de vernos, sin embargo no da señales de vida. Antes de colocarme la ropa me unto con un poquito de crema calentadora en la zona lumbar para aliviar unas molestias. Luego me voy colocando los artilugios que me convertirán en hombre biónico: sensor de temperatura, sensor de cadencia, banda pectoral del pulsómetro, etc...🤖☣️☢️ Después coloco los flasks con el isotónico en los respectivos bolsillos de la mochila. Me aseguro de que sale agua por el tubito de hidratación. Cojo sales y los geles a tomar. Meto las huaraches, llaves, pinzas, móvil y pañuelos de papel en la mochila. Y ya, por último, decido ponerme crema calentadora en los pies por si se ‘afea’ la cosa y toca de verdad ir durante todo el trayecto con humedad. Y listo😊

Bueno, cabe decir que mientras estoy haciendo todo esto le estoy explicando los pormenores del descalcismo a un chico que se está preparando para los 10K en los vestuarios y parece sentir cierta curiosidad sobre el correr descalzo 👣

Salgo del vestuario, bueno, de uno de los tantos vestuarios que hay en el gran "Pabellón del Mediterráneo". Y, cómo bien ya sabréis, empiezan las miraditas: miradas directas 😲 Miradas de reojo 😒 Y miradas qué no te quiero ver 🙈 Le echo un vistazo al reloj, ya que además hoy, estreno club deportivo, hará un par de semanas que me he hecho socio del “Club Excursionista Trail Tarraco”, y dijeron de hacer la foto de grupo a las 9:40, veinte 'minutitos' antes del pistoletazo de salida. Antes, me acerco a la guardarropía para dejar mi súper bolsa deportiva. “¿Pero qué me llevas aquí?” Me dice con los ojos grandes como dos lunas la voluntaria al llegar mi turno y verme tamaño equipaje 😅 “¡Cuidado! Qué pesa un poco” Le advierto con una sonrisa. “¡Buff! Me dice resoplando, abriendo de nuevo como dos platos los ojos y asiendo la bolsa con las dos de sus manos 🤗

Faltan 3 minutos para las 9:40. Salgo del pabellón y me encuentro con Xavi Garcinsa, mi primer entrenador personal de atletismo, un fenómeno del asfalto, y que resultó acabar en segunda posición de la media maratón qué se iba a disputar en unos minutos. Nos saludamos, nos estrechamos la mano e intercambiamos unas pocas palabras. Empiezo a trotar hasta la entrada del recinto del ‘Mediterráneo’. Está a unos escasos 200 metros, pero no veo a nadie de los del Club Excursionista Trail Tarraco a la vista. Sigo trotando y “voilà”, allí están, al otro lado de uno de los laterales de la puerta de entrada. ¡Jó! Son un montón de ellos 😳 Creo que habían unos cien inscritos del club. Van todos bien uniformados, de azul, con el emblema del Club Excursionista Trail Tarraco, un lobo en un lateral de la camiseta 🐺 Me paro a unos cien metros de ellos. Escaneo para ver si veo a alguien conocido. No detecto a ninguno desde la distancia. Además, creo que conoceré a 4 o cinco como mucho. Y sólo he entrenado un día con ellos 😐 El fotógrafo le está avisando qué va a tirar unas cuántas fotos más. No sé si acercarme. No sé si alejarme. Y es que llego tarde, voy vestido con la camiseta naranja de “Amigos del Descalcismo”, puesto que todavía no tengo equipación y, además, voy descalzo… ¡Joer! Parece que yo no pego allí ni en pintura 🙃 ¡Uhm! Mejor dejarlo para otra ocasión 🤗 

Y mira por dónde me encuentro justo de frente a Julio, íntimo amigo de mis hermanas y cuñados. Él es de Tarragona, vive justo en los bloques de enfrente del magnífico recinto deportivo, si bien cada dos por tres suben a l’Espluga, ya que su mujer es del pueblo y quedan para hacer muchas cosas juntos con mis hermanas y cuñados. Y, cómo qué justamente el día anterior, estuvimos todos juntos, ya que mi cuñado Trini, un empedernido de la montaña, hizo cumpleaños y querían hacerle una fiesta sorpresa. Claro, “La Fiesta Sorpresa” fue ruta de montaña de 12,82 kms y 619 metros de desnivel positivo 🤦‍♂️ Me preguntó qué cómo estaba yo, qué él tenía bastantes agujetas en las piernas. Yo le contesté que más o menos bien, ya que como fuimos parando cada dos por tres recogiendo setas y con un buen desayuno en la casa forestal del Bosque de Poblet. La verdad es que se me hizo amena la ruta. Julio me comentó parte del recorrido y qué me podía esperar. Más o menos me conozco el recorrido de haber pasado con coche, moto y andando calzado. Pero claro, hasta que no estás descalzo y corriendo no lo sabes a ciencia cierta qué te puedes encontrar 🧐 Al final nos despedimos con Julio y me desea buena suerte 👍 Entre tanto miro hacia la barahúnda de lobos del Club Excursionista Trail Tarraco y allí ya no huelo ni veo huella alguna de ellos 🐾

Nada, pues, hacia la “Salida”. Si bien paro antes bajo el último arco de la calle de Salida y pido qué me hagan una foto. Observo miradas y escucho exclamaciones. Después de tres intentos fotográficos parece qué ya tengo la ‘toma’ buena. Justo debajo del arco una “Mamá” me sigue con la mirada. “¡Perdona! Me preguntan mis hijos de por qué corres descalzo” Me inquiere al final mientras me estoy agachando recogiendo mi mochila y pongo el móvil dentro. “El cuerpo funciona mucho mejor biomecánicamente sin zapatos ni obstáculos en los pies. Las sensaciones de libertad son brutales. Además, muchos pediatras ya recomiendan qué los niños ande y caminen descalzos. El calzado lo que nos hace realmente es atrofiar los pies” Le comento haciendo alusión a sus hijos. Me mira y me sonríe. “¿Pero tienes que acostumbrarlos, no?” Me pregunta con las cejas ligeramente arqueadas. Y le afirmo y confirmo amablemente que sí. Me despido de ella y me percato de que otra madre, qué agarra a un bebé en sus manos, está escuchando con gran atención. Me sigue con la mirada pero no comenta nada.

Y venga, qué voy para mi sitio. Me voy para las ‘zimbambas’. Busco el final del grupo de corredores. Hago unos cuántos estiramientos y poco más. El objetivo en mente es claro, afianzar los 21 kilómetros sin problemas para mis pies, y, si puedo apretar un 'pelín', bienvenido sea, con una mejora de 1 o 2 minutitos me conformaría. Si bien, creo que tenía interiorizado, conscientemente, rodar sobre los 6 minutos el kilómetro. A ver, a ver… 🤞

¡Catapúm! Explota tímidamente el petardo de salida. Quiero echar a trotar pero no puedo. Tengo a unas 2000 personas delante de mí, así que lo único que puedo hacer es caminar 🚶‍♂️ Al cabo de un minuto o más, ya sí que podemos empezar a trotar, sostenidamente, hasta el final del recinto de la “Anella Mediterrànea”. Y fue salir del recinto deportivo y se abrió una autopista, ya que las calles eran anchas y con buenos espacios para adelantar, si fuera necesario. Sin embargo, yo, bien atento al estado del asfalto y al ritmo que me marcaría el crono 🙂

Callejeando por el barrio de Camp Clar, serían unos 2 o 3 kilómetros, iba sobre 5:35 min/km 🏃‍♂️ Iba bien, fresco y ‘sobraíllo’, pues era el principio, el asfalto estaba más o menos bien y picaba ligeramente hacia abajo. Serpenteando por el barrio se me acercó un corredor de mediana edad. “¿Y por qué corres descalzo? ¿No te haces daño corriendo descalzo?” Me preguntó siguiendo atento mis pasos y a mis palabras. “¡Técnica, amigo!” Fue lo único que le contesté, pues tenía gran atención y energía dedicada a ver adónde ponía mis pies, a la técnica y a los avisos del reloj.

Llegamos al tramo de la N-340. ¡Uhm! Ya hay que estar atento y buscar trazada buena, puesto que se ven grietas y rugosidades. Y, en apenas un kilómetro, ya sí que pongo todas mis energías en los sentidos de la vista, pues nos adentramos en el "Polígono Industrial Francolí", y, recuerdo el año pasado que con las zapatillas picaba el asfalto de lo lindo y vi unos cuántos hermosos cristales esparcidos por el suelo, posiblemente a causa de los ‘botellones’ llevados a cabo por los mozuelos 🤭

Un par de giros y se me ponen las orejas bien tiesas. Ya estoy en el ‘temido’ Polígono Industrial Francolí. Sí, el asfalto es malito, malito, está bastante picado, no obstante, no veo nada brillar por el suelo, no atisbo ni un gramo de cristal esparcido. ¡Fiu! Sin duda alguna, esa es la mejor noticia 😁

Salimos del polígono industrial y un pequeño 'repechito' nos encamina al puente del río Francolí de la Avenida de Ramón y Cajal. Unos metros más adelante, concretamente a la altura del centro comercial "Parc Central", se desvía las carreras de 10K y los 21K de la media maratón. Los de 10 kilómetros deben girar a la izquierda. El resto seguimos avenida arriba de Ramón y Cajal qué sigue picando ligeramente para arriba. “¡Jose, Jose, venga, venga, va!” Escucho por mi costado derecho. Miro al lado y veo a unas señorita sujetando a un perrito. ¡Anda! Pero si es Mari Jose, una amiga del grupito de "Senderismo de Tarragona", May para los amigos, qué ilusión me hizo verla 😘

Y torcemos en la calle Pere Martell que nos lleva a la plaza Imperial Tarraco. Allá volvemos a girar a la derecha para subir otra 'miaja' por la Avenida Prat de la Riba. Giro a la izquierda para pasar por el mercado de Tarragona y empalmar con la Rambla Nova que nos llevará, siempre picando hacia arriba, hasta el archiconocido “Balcón del Mediterráneo”, con unas magníficas vistas del litoral tarraconense. “Venga Jose. Ánimos!” Escucho por mi lado derecho. Es Joan, de Montblanc, el voluntario que está haciendo ‘guardia’ en un cruce de calles 😀 Le levanto la mano y el pulgar y sigo para arriba. ¡Uhm! Aquí ya me empiezo a escanear el cuerpo, ya que hace unos kilómetros que vamos subiendo y, aunque voy bien de piernas, son los pies que me comienzo a resentir una pizca, ya que el tramo de la Rambla Nova está siendo picantillo, picantillo y me obliga a disminuir la velocidad y a buscar una trazada "decente". Y es que también veo que he superado ligeramente los 6 minutos el kilómetro 😢

Pasado el Balcón del Mediterráneo volvemos una 'miajetilla' hacia atrás y tomamos una pequeña calle que nos conecta con la Rambla Vella. Un 'pelín' de corta 'subidita', con cambio de asfalto, éste ya está aceptable o bien para correr. Pequeña curva en la rotonda del Casino o Plaza de la Unesco y comenzamos una extendida y cómoda bajada por la Vía Augusta que mantiene un aceptable asfalto. Pero, aprovecho, qué las líneas blancas de la pintura se ven limpias y llanas, para pisarlas un rato para relajar las plantas de los ‘pieses’

Giro, con bajada algo pronunciada pero con buen asfalto, para tomar el Paseo Marítimo de Rafael Casanova y que nos conducirá a lo largo de la playa de El Miracle que estaba en obras 👷‍♂️ Y reconfirmo qué sigue en obras pero que está bien de asfalto. En la bajada aprovecho para adelantar a unos cuantos corredores. Justo pasado el parquin cubierto de la playa, me subo a la acera. Parece una 'pizquita' más lisa que el asfalto que estoy pisando, si bien hay algunas 'piedrecillas' y arena suelta, pero no incomodan, por tanto, continuo unos metros más hasta encontrar el desvío obligatorio de las obras.

Y ya llegamos al Puerto Deportivo y al “Kilómetro 0”. ¡Uhm! Cómo me gusta el kilómetro O. ¡Uhm! Cómo le gusta a mi mente, a mi cuerpo, a mi espíritu y a mis pies el kilómetro 0 😋 El kilómetro 0, conduce durante unos 5 kilómetros hasta el “Faro de la Banya”, ubicado en el “Muelle de Levante”. Está acondicionado con carril para bicis 🚴‍♂️ Carril para patines ⛸️ Y carril para caminadores y corredores 🚶‍♂️🏃‍♂️ Unas barreras limitan el tráfico, estrictamente, sólo para vehículos autorizados. Es completamente plano y ostenta un finísimo y suave asfalto, o sea, qué eso es como una alfombra para los pies. Lugar ideal para hacer series de velocidad 🏃‍♂️💨💨💨

Y nos adentramos un largo kilómetro hacia el faro, ahí me relajo bastante de mirar obstáculos en el suelo, de la pisada, de la técnica, si bien no dejo de mantener un 'ritmillo' alegre. Me avisa el reloj que es hora de comer y beber. Pues, hala: gel y agüita para adentro 🍫🥤 ¡EEEEEEEHHHHH! Escucho que alguien me vocifera. Levanto la vista y miro ligeramente al frente, ya que los corredores avanzados ya vienen de vuelta por el otro lado de la calzada. ¡Anda! Me suena su cara. Le miro los pies y veo que va descalzo. Sí, aunque todavía no lo conocía en persona, luego al final de carrera no topamos de frente y nos estrechamos la mano, es, sin duda, el ‘compi’ descalcista Miquel Carceller Beltran, de Salou. ¡EEEEHHHHH! Le respondo yo en modo ‘primitivus’ y nos alzamos la mano 👋 Unos metros por detrás veo a una liebre de carrera. Me giro y me fijo bien para ver qué tiempo marca en el estandarte. ¡Coño! Sub 1h40’ 😳 Y Miquel va más adelantado 😃 Y ya os adelanto que, Miquel finalmente paró el crono en 1h38’40” Fantástico. No obstante, más fantástico si cabe, fue descubrir que había otro descalcista en carrera, se trataba de Jordi, de Tarragona, a quién también conocía en persona, y que paró su reloj en 1h32’27” 💪 Genial por éste par de descalcistas 👍👣👏

Realizo el cambio de sentido, obligatorio, puesto que hay un control de chip y además es que estamos en mitad de carrera, del Muelle de Levante. ¡Uhm! Me hago otro escaneo del “body”. Bien, voy bien y me siento bien. Doy alcance a un grupo de "Corredores Solidarios". Portan un 'carrito', llevando en volandas a una persona jovencita con necesidades especiales. Se lo pasan pipa. No dejan de contar y vociferar, a los cuatro vientos, chistes y graciosas anécdotas 💙💜🧡💛 Les pregunto que a qué ritmo van y el total del tiempo al que suelen llegar a meta. “A 5:45 min/km más o menos. Nos salen unas 2 hora y 5 minutos de carrera aproximadamente” Me dice muy gentilmente uno de ellos. “¿Queda alguna subida más?” Les pregunto por último. Me dicen que sí, pero que es 'cortita'. Le comento que los llevaré de referencia. Les doy las gracias y acelero un 'poquitín' aprovechando la alfombra de asfalto que tengo bajo mis pies. “¡Anda. Un “barefooter” de los de verdad!” Escucho antes de abandonar el grupo solidario. “Soy de tu equipo. Me apunté hace dos semanas en el Trail Tarraco. ¿Vas a La Caleta después?” Le inquiero yo dicharachero y chafarderamente 🤭 Me contesta que no irán al restaurante, qué tienen un arroz con marisco en no sé dónde y con no sé quién 🤔 ¡Anda! Je, je, je, dejo finalmente a los "solidarios" y al componente de mi nuevo club hablando de comidas, bebidas y de tal y pascual 🖖

¡Vaya, vaya! Ya se acaba lo bueno. El final del Muelle de Levante llega a su fin 😭 ¡Mirad, otro descalzo!” Oigo nada más pisar asfalto convencional, justo por encima de mi hombro derecho. Tuerzo el cuello y revelo un bello rostro de una chica "runner" jovencita. Me medio sonríe. “Es que no tenemos para poder comprarnos unas alpargatas” Le ironizo con otra medio sonrisa 😂 “¡Vaya valor!” Me contesta agrandando livianamente los ojos. Le levanto mi pulgar derecho y vuelvo la mirada al frente para tornar a observar adónde van mis pies, mis brazos, mi pose y así poder evitar cualquier contratiempo.

Continuo con ritmo firme por el barrio marítimo del Serrallo, un emblemático lugar dónde se huele a yates, a barcos, a restaurantes y, cómo no, también a mar 😍 Parece que las fuerzas, pasada la mitad de carrera, empiezan a hacer mella en algunos corredores, puesto que, sin proponérmelo, comienzo a adelantar a participantes. ¡Jó! Y eso mola. Tanto, que levanto de vez en cuando la mirada bien alta en busca de la posible liebre de las 2 horas 🧐 En la recta del mítico edificio de “La Tabacalera”, miro altivo, si bien no detecto ningún estandarte ni posible grupo de ‘runners’ que suelen circundar, cómo lapas, las liebres para conseguir sus propósitos horarios.

¡No problem! 🤗 Yo a mi ritmo y feliz, ya que iba sobre el kilómetro 15 y continuando recogiendo “cadáveres andantes”. ¡Joer, joer! Deberán ser cosas de la adrenalina, pues se me empieza a hinchar el pecho. Tiro unos centímetros hacia arriba la barbilla. Ahora sí que presto enorme atención al reloj. Quiero ver cuántos kilómetros me quedan y a cuántos minutos estoy yendo el kilómetro. ¡Zasca! 😀 Ya me reinvento una nueva estrategia de carrera. A falta de 2 o 3 kilómetros, si voy bien, intentaré alargar la zancada, acelerar el paso e intentar correr a 5:30 min/km, a ver qué tal sale la cosa… 🤞

Empezamos a serpentear de nuevo por el interior de la urbe romana. ¡Uhm! Comienzo a encontrarme asfalto 'complicadillo' 😰 Tengo más corredores a tiro. Pero, claramente debo bajar el ritmo, mis pies me dicen que: "tranqui Jose, tranqui". Así que no queda otra que mantener a la vista a los corredores que me preceden, y, cuando vuelva el asfalto bueno, ¡Pumba! Los rebaso 🏃‍♂️💨 ¡Auch! Nada más lejos de la realidad, puesto que al empezar a correr por La Rambla del President Lluís Companys, ¡Coñis! Descubro un asfalto que está fatal, fatal, fatalísimo 😱 Es abrasivo, está agrietado y además pica hacia arriba 😨

¡Buff! Ahora sí que no me queda otra que resignarme 😔 Pasitos cortos, buscar la trazada buena e intentar perder el menos tiempo posible. Y aquí, inevitablemente, me adelantan corredores y corredoras a los que ya había pasado 😞 A la altura de El Corte Inglés volvemos por la misma rambla y, lamentablemente, por el mismo tipo de asfalto. ¡Qué pena! Estaba pensando: bajadita, a incrementar el ritmo y a recuperar puestos. Sin embargo: va a ser qué no 😭 ¡Ea! A "reconfigurar" la estrategia de carrera. ¡Cachis la mar! ¿Quién dijo qué correr descalzo es aburrido y monótono? 😅

Por fin abandonamos la maltrecha rambla y tomamos la Avenida de Roma que nos llevará a las afuera de la imperial ciudad. Hay otro cambio de asfalto. Está mediocre pero es corredero. Me lo tomo con calma. Dejo unos metros descansar mis plantas. Me adelantaron tres corredores más, 3 amiguetes qué ya los tenía ‘fichados’. ¡Vrooooommm! Y un cuarto corredor, éste no me adelantó, éste me sobrepasó cómo un auténtico torpedo 🚀levantándome los adhesivos de la camiseta y teniendo que llevarme la mano a la cabeza para que la gorra no se me fuese disparada por los aires 😅 ¡Joer! Eso no es normal. Eso no era normal. Claro qué no era normal, porqué obviamente, el muchacho, de mediana edad, se paró a los 60 metros de haberme adelantado y se puso a andar 🤔 Nada, yo ‘palante’ y a mi ritmo. Al cabo de un par de minutos, ¡Shiunnnnn! El mismo tipo me vuelve a pasar como un verdadero cohete, si bien, ésta vez no sobrepasó los 25 o 30 metros más allá para volver a pararse y andar 😯 ¡Vayas maneras de correr más extrañas que tienen algunos! 🤨

Entre tantas carreras, qué no sé si decir espaciales o especiales, llego al puente del río Francolí, éste es otro puente que no he conseguido saber cómo se llama, si es que tienen nombre los puentes que cruzan el río hasta su desembocadura 🤔 Estoy ya en plena N-340. Me realizo un nuevo escaneo completo de mi ser. Parece que ya estoy más o menos recuperado de las plantas. Bien de ventilación y más o menos bien de piernas. Veo que los tres amiguetes “fichados” no se me han ido demasiado ¡Uhm! Doy un ‘aceleroncito’ y consigo darles alcance 😎 Me coloco por detrás de ellos. Van cayendo algunos “cadáveres andantes” más. ¡Uhm! Automáticamente empiezo a generar una nueva estrategia de carrera. Nos quedan unos 2,5 kilómetros. "¡Vamos. Los aguanto hasta el último kilómetro y después les doy el hachazo" Me digo entre dientes 🤭

Y claro, del dicho al hecho, dicen que pasa un buque por el estrecho 🙈 Entrando de nuevo al barrio de Camp Clar, el asfalto se pone algo complicado por la carretera nacional. Desacelero un 'pizquina'. Busco intrépidamente las líneas blancas de la carretera. Pero, finalmente, no les puedo aguantar el ritmo. El trío ‘fichado’ se me va poco a poco. No tengo nada que hacer 😭

¡Y bueno, bueno, bueno! Apenas me queda un kilometrillo 😀 Abandonamos la N-340 y nos adentramos a la calle Riu Segre. Ya huelo la línea de meta 😋 Otro cambio de asfalto, mediocre, pero mejor que el de la nacional y me preparo para echar el resto. ¡Oh boy, oh boy! 😱 La calle ostenta una inclinación y, resulta, qué es hacia arriba 😰 ¡Corcholis! Creía que la 'subidita' mala que quedaba era, según los corredores “solidarios”, la del Corte Inglés 🙄 Pero no, “amigos, no se vallan todavía qué aún hay más”, como diría el amiguete de Bugs Bunny 🐰 Y parece que éste repecho hace ‘pupita’ a las piernas. Me veo obligado a bajar drásticamente el ritmo y a emitir pasos cortos de nuevo. Ya hay gente que trota. Ya hay gente que camina. En este paseo 'larguito' ya hay público que anima, qué siempre es de agradecer 👍 Y sin prisas pero sin pausas, consigo salvar el último peldaño de carrera.

Y tuerzo ya hacia la calle Riu Siurana, que está en lo alto del paseo de ésta ultimísima subida y, llanamente e incluso picando ligeramente hacia abajo, nos conduce hasta la línea de meta 😃Son 250 metros aproximadamente. Ya escucho voces y griteríos de ánimo por las aceras colindantes, mayoritariamente corredores, que te animan hasta llegar a meta. Voy levantando los pulgares y alzando las manos en respuesta a las calurosas palabras rellenas de coraje 🥚🥚 Miro el reloj y veo 2 horas y un minuto de carrera 🙂 ¡Bueno! Pues parece que no voy a apretar para nada hasta el final. Y para ser franco, tampoco me quedaba demasiada pólvora, sobre todo en los pies, que quemar. Tan sólo voy a mantener el ritmo y disfrutar de los últimos metros de mi segunda media maratón que, más o menos, había bajado unos 8 minutos al cronómetro. Mucho más de lo esperado. ¿Qué más quiero? 😉 

Al final paré el cronómetro en un Tiempo Oficial de 2h04’40”. Aunque el Tiempo Real me marcara un par de minutos menos. Y cómo que ese par de minutos no me va a dar ni un podio, ni un trofeo, ni ninguna gloria extra, pues eso, qué me quedo con el disfrute como siempre. ¡Hala! Hasta la próxima 😄🏃‍♂️👣


Domingo 25 de noviembre de 2018

Carrera Descalzo: “Cross de Vila-seca”. 6,75 kilómetros y 63 metros de desnivel positivo.











“El cosquilleo de la Madre Tierra”

Partiendo de una frase que vi pintada en una pared, en una foto del grupo “Amigos del Descalcismo”, y que decía lo siguiente: “Yo de mayor quiero ser niño”, pues, ¡Hey! Yo no quiero ser menos y quiero hacer salir al niño que todos llevamos dentro.

Hoy tenía un nuevo reto, que tampoco sé si iba preparado, ya que hacía una semanita que no me descalzaba ni en tierra ni en asfalto. La idea era de poder hacer un cross completo descalzo, con un 80% de tierra y un 20% de asfalto, según me informó la organización. Así que, ante la duda, lo mejor sería presentarse ‘in situ’ y decidir sobre la marcha.

Llego a Vila-seca con casi dos horitas de antelación, pues la noche anterior, cavilé y cavilé sobre qué hacer, puesto que de momento, nunca había corrido más de 200 metros seguidos por tierra con piedrecillas, piedras, pedrolos y gravilla. Caminar por la montaña y caminos sí, eso ya está “hecho”. No obstante, correr, eso ya es otro cantar. 🎤 Y, delante de tanta duda, se me ocurrió llegar con tiempo de sobra y hacer el recorrido con zapatillas a modo de reconocimiento, a ver qué tal 🕵️‍♂️

Aparco en el centro de hípica de La Torre d’en Dolça, qué es el lugar adónde se celebrará la prueba, y que está casi enfrente del famoso parque temático “Port d’Aventura” 🎢 En realidad, el cross se debe a los “Campeonatos Escolares Comarcales del Tarragonès”, de la provincia de Tarragona. Y, después de contactar varias veces con la organización, ya que apenas encontraba información sobre recorridos ni nada de ná, pues claro, el cross era ‘gratis’, y con las cosas gratis, qué ya no quedan hoy día, tampoco se le puede pedir peras al olmo. Total, que en la mañana se iban a celebrar decenas de carreras, con decenas de categorías y con cientos de corredores. Imagino que la organización, que era los integrantes del ‘Club Atletisme Vila-seca’, con el afán de atraer a más gente y, de una ‘manera sana’, poder entretener a padres y madres, se inventarían la carrera para adultos ‘Gratis’, que asimismo era la más tempranera y con más distancia de todas las demás. 
6700 metros para los hombres y 4700 metros para las féminas.

Eran pasadas las 8 horitas matutinas que me bajo del coche. Apenas hay aparcados unos 5 o 6 autos. Incluso llego a dudar de la ubicación, sé que debo ir al parque o hipódromo de La Torre d’en Dolça, sin embrago, unos 300 metros antes, el GPS me dijo que me tirara hacia la derecha, en mitad de la autovía, sin haber nada, y, obviamente, no le hice caso, por si las moscas 😅

Sin duda ninguna, estoy estacionado en el parque, está todo verde con árboles y plantas y flores y caminitos, hasta ahí llego Echo un vistazo y veo cintas colgadas en ramas, árboles y alguna valla metálica. Pero no veo el hipódromo ni a gente por los contornos. De súbito, veo aparecer la cabecita de un perrito, y, segundos más tarde, aparece lo que esperaba, en éste caso su amo. “Sí. Es aquí. El hipódromo está justo al otro lado del camino. Hemos llegado ahora y empezamos a montarlo todo” Me responde cordialmente tras mi pregunta. Así que abro el maletero y me coloco las zapatillas y el cinturón con líquidos, ya que hoy venía cambiado de casa, además, me informaron vía teléfono de que no había servicio de duchas, y me preparo para el reconocimiento del terreno 🔍 Cuando justo se acerca un vehículo y aparca justo delante de mí. Se baja una chica y habla con el dueño del perro sobre algo de las carreras. ¡Ándale! Pero si es Lidia, la novia de Marc, uno de mis sobrinos. Ella es de Vila-seca y del club de atletismo. Me da dos besos y me pregunta si al final la voy a correr descalzo. Le comento que primero ojearé el terreno. Ella también correrá la femenina, pero antes va a echar una mano, me dice. Eso sí, primero me acerco al arco de salida y a los puestos que ya los tenían instalados en un santiamén, justo en la mitad del óvalo del hipódromo, ya que la ‘Salida’ se realizaría desde el centro de la pista de las carreras equinas, para inscribirme. Me dicen que me espere unos minutos, así que pregunto por el recorrido.

¡Dios Santo! 😱 Habrían colgados unos 12 o 14 planos, qué serían las diferentes carreras por llevar a cabo, y me enseñan la de arriba del todo, la más intrincada y revuelta de todas. Pero claro, aquel trozo de papel no deja de ser un plano, y yo no conozco la zona. Le digo al chico, qué parece que fue el mismo a quién le pregunté en el parquin, que la quiero hacer descalzo. Echa para atrás unos milímetros la cabeza. "¿Corres descalzo?" Me inquiere. Al responderle que sí, me informa de que él sale a correr con uno que también corre descalzo. ¡Coña! En la provincia de Tarragona no hay muchos descalcistas, qué yo sepa 🤔 Le pregunto si se trata de Jordi, de Tarragona capital, pero que no está en las redes sociales y que lo conocí a través de una amiga descalcista, Ingrid, y qué tampoco está en la redes sociales, e hicimos una rutita descalcista por el ancestral Acueducto de Tarragona, llamado más popularmente como el ‘Pont del Diable’. Me lo niega, y me dice que se llama Carceller y es de Salou. ¡Ondia! Pues sí, me suena, se trata de nuestro ‘compi’ descalcista Miquel Carceller Beltran. Tengo su contacto y está en el grupo Descalcista, si bien todavía no tengo el gusto de conocerlo en persona. “¡Ah no. Tranquilo. Se puede hacer perfectamente descalzo. Ya lo verás. Los caminos están bien y el asfalto es poca cosa!” Me atesta rotundo finalmente.

Me inscribo, recojo el dorsal, voy a lavabo portátil, miro la hora y salgo escopeteado hacia el arco de salida para comprobar de primera mano el terreno, pues por whatsapp, la organización me dijo que no estaban seguros de poder realizarlo descalzo, qué el tramo de asfalto era hormigón abrupto y habían bastantes piedras. Y cómo que las cosas se ven diferentes según los ojos que miran 👀 Hala, a corretear un poco para salir de dudas.

Doy la vuelta completa a la pista del hipódromo 🏇 ¡Fantástico! La tierra parece perfecta: arena buena y húmeda, no obstante se ven brillar trocitos de cristal. Bien pero con cuidado. Sigo las cintas y me lío un poquitín. Paso por otro Arco de Meta a un lateral del óvulo del hipódromo para la carrera de los más ‘peques’ y me vuelvo a encontrar al amigo de Miquel Carceller Beltran. Me dice que algunas vallas no están bien ubicadas aún, pero, qué siguiendo las cintas no tendría problemas para perderme por el recorrido bueno. Le levanto el pulgar y pabajo. ¡Buenooooo! Fue salir del hipódromo y la cosa cambió por completo. 

Empezaron las curvas cerradas, senderitos estrechos, caminos con muchas piedras de todos los tamaños. Llego a la zona de asfalto. Es una fuerte rampa, corta pero con mucha pendiente y con un asfalto muy rugoso. “¡Puf! Eso no debe ser nada bueno para los pies” Me digo 😰 Estoy en la cima de la colina del parque y el camino está lleno de piedrecitas y gravilla. Unos 700 metros más adelante hay un giro brusco hacia la izquierda y se adentra a la zona boscosa. Hay trazado un senderito a través de los pinos y con pocas piedras y algo de pinaza a los lados. “¡Uhm! Esto tiene buena pinta” Me vuelvo a decir 😍 Hay un pequeño descenso y se llega a un camino ancho, y, éste, sí que tiene muy mala pinta: está repleto de “chinarros asesinos” y tendrá un largo kilómetro y medio de longitud, por lo menos. “¡Ups! Qué mala pinta tiene la cosa” Me confirmo 😨 Hay otro pequeño giro y se me alivian los ‘pieses’ nada más ver un par de grandes charcos con su barrito y todo. 

“¡Uhm! Eso ya da gustirrinín” Me aseguro 😋 Paso por otro tramo de cemento, qué dentro de lo que cabe, parece bastante liso y ya afronto la parte final del recorrido. Miro el reloj y me da 5 kilómetros y pico. Oteo la hora y son las 9:35 minutos. La salida es a las 10:00. Habré comprobado un 80% del recorrido y ya veo de qué va el tema. Veo el parquin de coches enfrente mío y decido tirar por lo recto y llegar al coche para prepararme para la carrera. Sin embargo, la ‘Prueba de Fuego Final’ sería en esos 300 metros hasta llegar al coche, ya que hacía un par de días que estoy sufriendo de unos ‘lindos y lustrosos’ sabañones en el dedo 2º y 3º del pie izquierdo, con sus picores, con sus escozores, y también gratis, incorporados en el pack . Así que me quito las ‘zapas’ y a ver cómo se comporta el pie 🤞

Alcanzo el coche. Abro el maletero. Miro la hora. Y me digo qué ya decido cómo voy a hacer el cros mientras me acabo de preparar. ¡Joer! Estoy hecho un lío 😵 El pie de los sabañones, más o menos, me ha respondido bien. El “Big” problema son los ‘pedrolos’, válgase la redundancia. En un cómputo global, me atrevería a decir que el 70% del recorrido es “chungo” por las cantidades ingentes de piedras. El resto, ese 30% parece muy ameno para los “Pilares del Cuerpo Humano”. Pero, a día de hoy, apenas he corrido seguido por piedras ni un cuarto de kilómetro 😢 La saturación de las plantas de los pies la veo a la vuelta de la esquina. Por tanto, sigo, muy liado 😓 Y escucho por megafonía que faltan 10 minutos para la salida.

Entonces, como por arte de magia, escucho mi nombre tras de mí. ¡Anda! Es mi sobrino Marc que viene con los padres de su novia 😁 Me los presentan. Besos. Choque de mano. Y, debe de ser, qué ya lo tenía cocinado en mi subconsciente, porqué al preguntarme mi sobrino sobre si la iba a correr con zapatillas o descalzo, le respondo contundente, qué sí, qué la haré descalzo. Qué ya he comprobado el recorrido. Y que con lo único que dudo es de si llevarme la riñonera o la mochila, y, las zapatillas o las huaraches. Los padres de Lidia me miran sonrientes. No dicen nada. Y nos despedimos.

Y vuelvo a escuchar por megafonía de que faltan 5 minutos para la ‘Salida’. Tengo unos 200 metros hasta el arco de salida. Y es que a veces es bueno tener presión, pues no te ‘andas por las ramas’ y vas directo al grano. ¿Riñonera o Mochila? Mochila, así podré cargar mejor con los utensilios menores básicos y no me colgará ni me molestará nada al correr 👍 ¿Zapatillas o huaraches? Huaraches, total, sólo serían para caminar, tal vez para trotar y ocupan poco sitio, aunque no me gusten para nada las sensaciones corriendo con ellas. Relleno con agua e isotónico los “Flasks”, que son esas botellitas de goma para portar en los bolsillos de la mochila y, ale, pal lío 💪

Están ya todos los corredores en la línea de ‘Salida’. El “Speaker” anuncia que en breve se dará el pistoletazo de salida. ¡Vaya! Mal asunto. Son 4 gatos los corredores que veo dispuestos a luchar por el cross. Eso quiere decir que habrá nivel si son pocos corredores. Bueno, al fin y al cabo, mi estrategia es muy simple y clara: “Acabar el cros descalzo” y a defender ‘contra viento y marea’ la última posición, si hiciese falta 😝

Viendo que en cualquier momento van a salir los ‘purasangres’ desbocados 🐎 decido adentrarme a la pista del hipódromo, qué la tengo enfrente, y acercarme al arco de ‘Salida’ trotando por la vía rápida, puesto que el lateral estaba masificado de padres y niños y público. ¡Vaya! Durante unos segundos, hasta dejó de hablar el ‘speaker’ 😳 al verme acercarme por en medio de la pista de caballos correteando descalzo. Me miran los jueces. Me miran los corredores. ¡Ups! Vamos, qué no se podía decir que aquella era una situación de lo más “quijotesca”, aunque les viniese como anillo al dedo a “Rucio” y “Rocinante” por el lugar adónde me encontraba. No, no, no, aquello se asemejaba muchísimo más a una situación “Asimoviana”, al juzgar los rostros de los presentes 🙊 Sí, exacto, aquel momento fue como un párrafo extraído de algún libro propio del gran autor de ciencia ficción Isaac Asimov, pues las gentes me miraban como criatura caída de otros mundos, de otras galaxias 👽👾 Al final me hago a un lado para cruzar el arco, cómo con disimulo, pero ya era demasiado tarde, ya estaba ‘calao’ 🧐

Pido rápidamente que me tiren una foto. Me coloco en mi sitio de salida, al final del grupito. Y me preparo para estirar un pelín, pero apenas me da tiempo. Suena el petardo de ‘Salida’ y salen rápido, rapidito 🏃‍♂💨💨💨

Salgo a mi ritmo, bueno, salí más rápido de mi ritmo de crucero, puesto que a sabiendas de que me vería obligadísimo a bajar la velocidad al llegar a las piedras, había que aprovechar el buen terreno e intentar ‘volar’ 🚀 Llevaría media vuelta a la pista de caballos, cuándo escuché una alerta de mi reloj. “¡Córcholis! ¿Ya ha caído un kilómetro?” Me digo extrañado. 178. Eso es lo que veo en el reloj. ¡Uff! Esas son mis máximas pulsaciones a las que ‘en teoría’ no debo sobrepasar, según mi edad. Ignoro la alerta, total, apenas queda una recta y una curva de buen terreno adónde correr.

Salimos del óvulo del hipódromo y ahí me adelanta un chico. ¡Cáchis! Si me descuido me quita mi puesto 😂 Pensaba que ya era el último. Y ya empieza el baile. Caminos, senderitos, subiditas y bajaditas y, por supuesto, piedras: ¡Yujuuuu! 😃

Aminoro ostensiblemente la marcha. Entre la atención del suelo y las piedras, pierdo completamente de vista a los corredores. De tanto en tanto alzo ligeramente la vista para ver dónde están las cintas de señalización. En el primer cruce de vallas, vuelvo a ver al amigo de nuestro compañero Carceller y me confirma que en cada cruce hay personas para indicarnos la dirección a tomar. Le contesto: “que de momento bien”, después de preguntarme cómo llevaba los pies 😉

El camino que bordea el hipódromo es ancho y se puede correr “bien”. Tenemos un primer giro de derechas con subidita y bastante piedras, ésta zona ya se podría decir que ya es mala 😥 Ahora sí que me pongo a ralentí. A un trote suave pero sin dejar de correr, qué ya, ya vendrá la saturación, ya, y tocará caminar.

Escucho un par de alertas, bastante seguidas de mi reloj. Son de nuevo las pulsaciones. Estoy sobre las 180. ¡Jó! Pero si voy a trote cochinero, cochinero 😞 Entonces pienso que puede ser a causa de la tensión por las piedras. Hago un escaneo de mi cuerpo y, en efecto, detecto que voy con los hombros bastante altos, casi me tocan las orejas, y las piernas no me van demasiado fluidas y la respiración no es demasiado profunda 🙄
¡Vaya! Pero si yo he venido a disfrutar. “¡Qué leches. A relajarse y a disfrutar Jose!” Me digo. Y eso es lo que hice. Relajarme lo máximo posible y a vigilar pies y piedras, y ya tá 🤗 Y parece ser que funcionó, ya que no volví a ver la alerta de 'pulsaciones altas' en el resto del cros.

Llego a otro cruce en dónde me cruzo al frente con otros corredores. El señor que está en la valla de control me mira estupefacto a los pies, a la cara, pero no dice nada 😯 “¡Sí. En la curva, la subida a la derecha!” Me comunica al preguntarle por el destino a seguir. Subidita cortita con piedras tremendas.

Y me fui sintiendo mejor poco a poco, tanto, qué cambié mi objetivo 😄 Ahora ya no era acabar descalzo la carrera, sino, acabarla toda corriendo. ¡Ea! Al ataquer… 🏃‍♂ Y me vuelvo a encontrar de nuevo al señor estupefacto que está de control en la valla. “¡Tira para abajo que mi compañero te dirá para adónde ir!” Me dice ésta vez ligeramente risueño. “¡Sí, gracias. Ya sé lo que me viene. Ya la he reconocido antes!” Le suelto levantándole mi brazo izquierdo. Sigo recto y a unos escasos 200 metros tengo que pasar por debajo de un puentecito ⛩️“¡Ánimos. Ahora viene un tramo fuerte!” Me comenta el otro compañero. Le levanto mi pulgar izquierdo. Y sí, ésta sin duda alguna es la pendiente más fuerte de todas y, además, es el tramo de hormigón que está abrupto, agrietado y muy rugoso. Pues ‘poco a poco y buena letra’, como se suele decir. Tanteo el hormigón con los ‘pieses’ y parece que pica. Subo trotando, dando pasitos muy cortitos y mirando una posible trazada buena 👣 ‘Chino-chano’ asciendo los 150 metros aproximados del mal hormigón. Allí arriba me esperaban tres chicas jovencitas que estaban al lado de unas vallas metálicas y de una mesa con botellines de agua. Es el único punto de avituallamiento 🥤 Aparezco al final de la rampa y se me quedan mirando. No me dicen nada. Ni me ofrecen nada. Yo tampoco le digo nada. Ya llevo mis ‘mejunjes’ encima 😉 “¿Agua?” Me inquiere finalmente una de ellas, casi rebasando por completo el control. “¡No, gracias. Ya tengo!” Les replico y continúo por una ligera pendiente, todavía de hormigón, si bien, con un mejor firme.

Ya estoy sobre la colina del parque del hipódromo de La Torre d’en Dolça. Ahora me toca pasar por el tramo de unos 700 metros de piedrecillas piconas 🤨 Miro al frente para intentar detectar algún carril dentro del camino en dónde hayan menos piedras, pero, se ve todo bastante homogéneo. ¡Es lo que hay! Paciencia y para adelante 😌

Estoy llegando al final de éste intrincado trozo. Ya veo a uno de los organizadores con un chaleco flúor. “¡Vamos, qué vas el último!” Me dice él todo dicharachero. “¡Sí. Me lo imagino!” Le contesto yo también con cierta guasa 🤪 “¡Ondia. Qué te has olvidado de los zapatos!” Me suelta entonces medio en serio, medio en broma. “¡Demasiado peso!” Le indico mientras le alzo la mano como despedida. Y no escuché nada más salir de su boca 😁

Y llego a la zona ‘chula’, la del bosque 😍 Comienzo a zigzaguear entre los troncos de los pinos 🌲 ¡Vaya! Pues resulta que ahora no parece tan divertida, ya que casi no me da tiempo a mirar el suelo y los espacios de entre los troncos. Aquí era un buen sitio para acelerar, sin embargo hay que resignarse un poquitín y disminuir de nuevo la velocidad. Doy un par de curvas y me encuentro con los dos hermosos charcos de agua. ¡Uhm! 😋 ¿Dije que la hice entera sin caminar? Mentira cochina 😂 Aquí paré unos segundos para dar unos pasos dentro del agua con su barrito. Pero eso, sólo fueron unos segundines, pues el agua estaba bien helada

Arranco de nuevo y realizo los últimos zigzagueos por entre los árboles. Desciendo por una corta bajada y ahora sí, una de las chicas jovencitas del control me anima con efervescencia mientras me está grabando con el móvil. Tomo esos ánimos al pie de la letra, pues me toca afrontar la parte más dura de todo el recorrido 🙈 Camino ancho todo lleno de piedras, gravilla y ‘chinarros asesinos’ durante un kilómetro y medio aproximadamente. 

Con gran filosofía continúo ‘trotando cochinamente’ a lo largo del camino 🏃‍♂ Tan sólo de vez en cuando alzo la mirada a lo lejos para ver si hay alguna trazada más gentil. ¡Ups! Repentinamente noto molestia en mi talón izquierdo 😢 Le presto atención para corregir la pisada y, después de probar pequeñas variaciones, en unos cuantos pasos ya no pienso más en ello. No obstante, desafortunadamente, la trazada buena está cuando se acaba tan ‘maldito camino’ y comienza de nuevo un trozo de hormigón de bajada.

Bueno, bueno, y llego al final del 'malo camino'. “¡Ahora es bajada. Hacia la izquierda y pronto llegarás de nuevo al hipódromo!” Me indica un organizador que estaba con su hijo y me grababa justo en el comienzo del trocito de hormigón ‘bueno’ que quedaba por pasar.
Desciendo con cuidado, porque después del hormigón, empieza el camino con piedras otra vez. ¡Bien! Llego a una curva que es cuando yo tiré recto hacia el coche en mi rueda de reconocimiento. Miro el reloj, y me marca 5 kilómetros y pico. Claro, éste es el tramo final que no llegué a hacer y, según el kilometraje, me queda un kilómetro largo para cruzar la línea de meta.

¡Increíble! 😳 No me lo puedo creer. Estoy finalizando el cross 😃Esto debe ser ‘asuntos’ de la mente y de sus perspicaces triquiñuelas defensivas. Cómo se puede pasar de correr 200 metros a casi 6 kilómetros y sintiéndose uno todavía bien de pies 🤔 Sí, la competición y la gente te empuja a dar un poco más de ti 💪 No obstante, al final, todo recae en la introspección de los pensamientos, prejuicios y tolerancias tanto al sufrimiento como al miedo, pues son quién te dictamina si debes parar o si puedes tirar un poco más hacia adelante 👍

Hago un par de curvas cerradas. Subo un empinado montículo y empiezo a descender de nuevo, girando y virando por más curvitas, en lo que ahora sí que parece que ya, de un momento a otro, voy a entrar de nuevo al óvalo del hipódromo 🏟️ En una de las curvas veo a un chico y una chica con una cámara, qué la tienen situada a ras del suelo. Al verme aparecer de sopetón, el chico se agacha rápido, coloca un ojo por encima del visor del aparato. Pero rápidamente endereza su cuerpo sin llegar a hacer el gesto de filmar. 

Supongo que se ha percatado de que voy sin zapatillas y no le habré gustado 🤭 Me acerco a ellos, giro en la curva, paso a un escaso metro de ellos, me siguen con la mirada baja y no me dicen absolutamente nada. “¿Hay que dar una vuelta a la pista?” Soy yo quién les pregunto para romper ese pedazo de silencio helado. Sé, por lo claro que escucho la megafonía, que estoy a punto de entrar al óvalo de carreras de caballos 🏇 Ella, me contesta qué no, qué sólo debo hacer un trozo de recta hasta llegar al arco de meta 👌

Y pallá qué voy más feliz que una lechuga 😁 Entre los claros de las arboledas veo ya parte de la pista de carreras de caballos. ¡Yujuuuuu! 😀 De súbito, escucho una derrapada por detrás de mí. Es un “biker” 🚵‍♂ de la organización que se me aproxima raudo para informarme de que me van a adelantar otros corredores. Le levanto mi brazo y le digo que tranquilo, qué ya me apartaré 😊

A los 20 segundos del aviso, me pasa un chaval qué va cómo un tiro 🏃‍♂💨💨💨 En las últimas tres curvas, me adelantan dos corredores más, qué también van veloces. Les echo una fugaz mirada y veo que son jovencillos, de categoría cadete, para ser más concreto.
Y ya entro por fin al óvalo del hipódromo. Ya veo perfectamente el arco de línea de meta 🏁 Sigo por un camino estrecho que conecta directamente con la pista de carreras de caballos. 

Vuelvo a escuchar pisadas detrás de mí, así qué, nada más pisar la pista de carreras, me hago a un lado, al de la valla exterior, en dónde está de pie expectante el público para la llegada de los corredores. Observo que un hombre está gritando en mi dirección. Lo tengo a un par de metros. Habla en árabe. ¡Vaya voces qué da el hombre! 📢 Me van a estallar los tímpanos. ¡Coñis! Cómo no entiendo lo que dice, no sé si me está echando la bronca por correr descalzo, porque desde luego, eso no suenan a ánimos 😅 O, es que tal vez está alentando a su hijo. ¡Fiu! Sí, era a su hijo, ya que a los pocos segundos me pasa el chaval.

Me quedan apenas 300 metros para llegar. Por detrás de mí siguen apareciendo corredores, veo que me adelanta otro, y, entre el vocerío de la gente, el buen terreno que pisaba y que ya estaba finalizando la prueba, me caliento y me asoma la vena competitiva 💪 Reactivo los otros músculos de caderas, glúteos y el resto de las piernas y braceo con fuerza para compaginar y sincronizar los movimientos enérgicos. Si bien, entre que arranco y activo, también os digo qué ya nadie más me pasó, me quedan 50 metros para cruzar el arco, adónde avisto una jueza de línea de meta que me está indicando el lateral de la valla exterior, ya que los cadetes continuaban corriendo más vueltas por el vallado interior de la pista de carreras de caballos 🤗

Y no me lo creo 😳 Ya se ha acabado el cross. Me siento bastante bien de pies. Y ya no digo cómo me siento de espíritu 😃 Me tengo que frotar los ojos. Me quedo mirando el óvalo del hipódromo con regocijo, con alegría, con ilusión. Imagino qué todo esto es lo que debo de estar transmitiendo hacia el exterior, ya que percibo que la gente me observa, me sigue con la mirada y me muestran una ligera sonrisa 🙂 “¿Cómo tienes los pies?” Me comenta un señor que está con su mujer, su hija, su nieto y su yerno. Le comento qué fenomenal. Qué era mi primera carrera por tierra y qué no daba crédito a lo que acababa de hacer. “¿Y por qué descalzo?” Me pregunta la hija. Y le hablo de biomecánica, del buen funcionamiento del cuerpo sin tener impedimentos bajo los pies. Pero, sobre todo, les hago hincapié, en las sensaciones de felicidad y libertad que se siente al correr descalzo 😀 Me achican los ojos todos ellos. Y, de pronto, me surge espontáneamente la ‘risa tonta’ 😂 No sé por qué pero me da por reír y reír 😂 Nunca me había pasado antes 😂 ¡Por Dios! No puedo dejar de reír … 😂 ...jajajaja… 😂 Bueno, no será esa risa tan tonta, pues siento que surge de lo más profundo de mis entrañas; fluye natural, desenvuelta, campechana, franca. Es más, percibo que esa esa alegría interior viene desde muchísima más profundidad, proviene desde el mismo corazón del planeta, sin duda ninguna, esas son “Las cosquillas de la Madre Tierra” 🌍 qué nos mantiene conectados en este bello complejo ente al que llamamos “Vida”

Pues nada, creo que no hace falta que diga que llegué el último, ¿no? 😂 Bueno, por si queda alguna duda, sí, llegué con enorme honra el último y con un tiempo final de 51’38”. Hala, hasta la siguiente 😀🏔️🏃‍♂👣


Domingo 4 de noviembre de 2018