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viernes, 10 de abril de 2020

A nuestros mayores héroes







Toda una vida de lucha y trabajo,
con largas jornadas de esfuerzo al estajo,
para llevar pan y dinero al hogar sin alhajo,
qué tanto empeño y dedicación te trajo.

Un nuevo empezar te concediste,
incluso dejando atrás tu tierra, te fuiste
para ganarte la vida sufriste
y poder formar una familia supiste.

La vida no es fácil, lo sabemos,
a solidificar un matrimonio estable nos debemos,
y poder educar a nuestros hijos nos acogemos,
sin un manual de instrucciones que admiremos.

Mas, eso es parte del juego de la vida,
ir sorteando los avatares que nos pida,
aplicando nuestra intuición debida,
para crecer como persona en su justa medida.

Y con el pasar los años los frutos has visto,
formarse tu dulce hogar provisto
de la ayuda de tu alma gemela, insisto,
y conseguir la madurez de tus retoños sin ningún improvisto.

Al echar la vista atrás en el tiempo,
a pesar de tantas triquiñuelas como contratiempo,
e ir ordenando el puzle de la vida como entretiempo,
tu prole te ha coronado padre y abuelo como mejor pasatiempo.

Por fin una vez cumplidos tus sueños,
toca regocijarse del merecido tiempo libre sin dueños,
y recordar las vicisitudes de la vida sin empeños,
saboreando el último tramo del viaje sin despeños.

Sabedores que nadie jamás está listo para zarpar de esta tierra,
ese maldito hachazo en las amarras de la vida que nos deshierra,
hacia esas compuertas prestas tras nosotros que se nos entrecierra,
del olor de aquellas venturas amortizadas de las que ya nos destierra.

Y de súbito y repentino os habéis ido,
amados ancianos que todo lo habéis sido,
arquitectos de la vida que nos habéis instruido,
para caminar sobre rosas los trazos que nos habéis tendido.

Y nuestros mayores que no han sido vacíos,
han sido padres, hermanos, amigos, hijos y tíos,
el covid-19 nos ha dejado a todos baldíos,
nos los ha arrancado de la vida sin griteríos.

Ni poder sentir esos lazos de sangre en tu lecho de muerte,
ni una cándida mirada de despedida que pueda atenderte,
ni un simple adiós desde la distancia que sepa ofrecerte,
ni ese último abrazo que pueda agradecerte.

Después de toda una vida os vais sin Honores de Estado,
tan sólo espero que hagáis vivido la vida que hayáis deseado,
haber dedicado vuestra vida a los seres que hayáis amado,
y haber gozado bailando el vals que la vida os ha presentado.

José Ángel Castro Nogales
10/04/20

miércoles, 8 de abril de 2020

Al ganadero




Enmanillado a tu trabajo,
los siete días de la semana,
los animales no entienden de jarana,
y tú atento, qué siempre lleno esté su dornajo.

Tu vida feliz entre las bestias,
que nos proporcionan apacible compañía,
fieles y nobles cómo siempre nos gustaría,
mas, son alimento con ciertas molestias.

Los animales que han nacido en cautiverio,
su fin lo tienen bien señalado,
su destino irremediablemente ya asignado,
sus vidas ya crecieron sin misterio.

Buscador de esos campos verdes de hierbas,
selectivo del alimento adónde pacen,
qué  rumien de felicidad mientras yacen,
y que su bienestar se expanda como cerbas.

Desde tiempos inmemoriales,
los humanos nos hemos alimentado de carne,
esa visión carnívora que nos guarne,
alrededor de hogueras sociales.

Y vaya por delante que soy vegetariano,
no necesito los derivados de los animales,
mi sustento son frutas, verduras y cereales,
a ellos los estimo como a un ser humano.

Si bien comprendo la carne como subsistencia,
pues yo una vez me nutrí de ella,
la ingerí y no me hizo mella,
y guardo respeto al que la engulle como supervivencia.

Por ello, en estos días aciagos, querido ganadero,
eres gran solicitado en la mesa,
cuchara, cuchillo y tenedor en alto que sopesa,
tus carnes, huevos y leches en el puchero.

José Ángel Castro Nogales
08/04/20


martes, 7 de abril de 2020

Nuestro Camionero




Gacela del asfalto,
recorriendo kilómetros sin sobresalto,
larga tu vida al volante,
disfrutando tu trabajo fascinante.

Es el estar aquí y allá lo que te agrada,
atravesar variopintos paisajes te anonada.
Y las gentes del sur el remolque te llenan,
y las del norte te esperan, aclaman y asuenan.

Llanero solitario de las carreteras,
con cientos de caballos Plata como fieras,
cargando productos básicos cotidianos,
para reponer las despensas de nuestros conciudadanos.

Mas, solo ante el peligro te dejamos,
con apenas servicios en el camino te ajamos,
y tu estómago grita de rabia,
necesitado de líquidos y sólidos para tu savia.

En tu alto en mitad del camino,
permites que tu organismo vaya fino,
y tras el descanso merecido,
repones el cuerpo de fuerzas y espíritu pulido.

Y sin titubeos continuas con tu ruta,
la firmeza en tu deber como batuta,
el horizonte como eterno destino,
amigo conductor, sabes qué ése es tu sino.

Y casi sin tráfico en las autopistas,
las señales mejor avistas.
La soledad como única compañera,
y los sonidos de la radio que te aligera.

Nuevos héroes sin capas conocemos,
en los  turbulentos tiempos que corremos,
y su poder está al volante,
señor Camionero, nos eres todo importante.

José Ángel Castro Nogales
07/04/20

domingo, 5 de abril de 2020

Don agricultor




Trabajador de días interminables,
de los vastos campos arables,
desde los soles nacientes afables,
hasta esas puestas solares evocables.

Los ríos de tu frente corroboran,
y las arrugas de tus manos conmemoran,
qué los surcos de tu piel imploran,
esas cosechas qué tus campos atesoran.

Y del duro trabajo callado,
tras largos lustros infravalorado,
a expensas de ese intermediario amañado,
tu supervivencia, un peligro acuciado.

No obstante, vuelves a tus campos buen labriego,
danzando entre zanjas para el riego,
agarrado a tu azada con sosiego,
para hacer crecer tus frutos sin trasiego.

Será tu amor por la tierra,
magnetismo que nunca entrecierra,
esa devoción que te entierra,
en ese olor terruño que jamás destierra.

Y con este mundo casi parado,
tú al pie del cañón deparado,
sin importarte estar mal remunerado,
tú labrador, eres nuestro único nutrimento amparado.

Millones de gracias te damos,
y tu vital esfuerzo alabamos,
por tus alimentos que degustamos.
Querido agricultor, cuánto te estimamos.

José Ángel Castro Nogales
05/04/20

sábado, 4 de abril de 2020

Y todo pasa




Cautivo de tus paredes,
sintiendo que ya no puedes,
lavarte de aire las pestañas,
con las caricias del viento que tanto extrañas.

Y todo pasa…

Amanece un nuevo día,
marcado por un guía,
gobernado desde las distancias,
que tanto enaltecen tus ansias.

Y todo pasa…

Añoro de todo lo que querías hacer,
pero nunca hiciste ni llegaste a acometer,
¡Oh tiempo mío, preciado oro!
¿Adónde te fuiste? Cómo te adoro.

Y todo pasa…

Una mirada alrededor has de dar,
la vida qué ya no puedes comandar,
pues el mundo se ha parado de súbito,
tu ilusión y tu deseo decúbito.

Y todo pasa…

Y cuánto echas de menos,
esos abrazos serenos,
aquellos besos apasionados,
y el calor de tus labios amados.

Y todo pasa…

Cuán lejana ves la inocencia de tu hijo,
no poder arrimarla a tu pecho qué le de cobijo,
el no sobresaltarte con sus achuchones espontáneos,
qué se te nublen sus carcajeos instantáneos.

Y todo pasa…

Obligados a reflexionar estamos todos,
sobre nuestras actitudes arrogantes metomentodos,
qué han trabado las velocidades del mundo,
un nuevo cauce para no desalmar este planeta furibundo.

José Ángel Castro Nogales
Villanueva Mesía, Granada, España
04/04/2020